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Jeremías 49:29 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

29 Sus tiendas de campaña y rebaños les serán arrebatados, se llevarán sus cortinas, bienes y camellos. La gente les gritará: “¡El terror está por todas partes!”.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

29 Sus tiendas y sus ganados tomarán; sus cortinas y todos sus utensilios y sus camellos tomarán para sí, y clamarán contra ellos: Miedo alrededor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Tomarán sus rebaños y carpas, y sus pertenencias y camellos les serán quitados. Se escucharán voces de pánico en todas partes: “¡Somos atemorizados a cada paso!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Les quitarán sus carpas y sus rebaños, sus toldos y todo su bagaje, y les arrebatarán sus camellos. Gritarán encima de ellos: 'Susto por todas partes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 ¡Tomen sus tiendas y rebaños, Sus pabellones, su bagaje y sus camellos! Clamen contra ellos: ¡Terror por todas partes!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Toman sus tiendas y sus rebaños, sus pabellones y todas sus cosas. Se llevan sus camellos, gritándoles: '¡Terror por doquier!'

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Jeremías 49:29
21 Referans Kwoze  

Luego se sentaron a comer. En eso, al levantar la vista, divisaron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad. Sus camellos estaban cargados de perfumes, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto.


Era dueño de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas asnas; además, su servidumbre era muy numerosa. Entre todos los habitantes del oriente era el personaje de mayor renombre.


¡Ay de mí, que soy extranjero en Mésec, que he acampado entre las tiendas de Cedar!


Son muchos a los que oigo murmurar: «Hay terror por todas partes». Se han confabulado contra mí y traman quitarme la vida.


Nunca más volverá a ser habitada ni poblada en los tiempos venideros. No volverá a acampar allí el beduino, ni hará el pastor descansar a su rebaño.


En ti se reunirán todos los rebaños de Cedar, te servirán los carneros de Nebayot; subirán como ofrendas agradables sobre mi altar, y yo embelleceré mi Templo glorioso.


Destruida está la tienda donde habito y rotas todas mis cuerdas. Mis hijos me han abandonado; han dejado de existir. Ya no hay nadie que arme mi tienda y que levante mis toldos.


Un desastre llama a otro desastre; toda mi tierra está devastada. De repente fueron destruidas las cortinas y las tiendas donde habito.


Pero ¿qué es lo que veo? Sus guerreros están derrotados; aterrados retroceden. Sin mirar atrás, huyen despavoridos. ¡Cunde el terror por todas partes!», afirma el Señor.


Damasco desfallece; trató de huir, pero la dominó el pánico. Se halla presa de la angustia y el dolor, como si estuviera de parto.


Voy a hacer que te acose el terror por todas partes», afirma el Señor de los Ejércitos. «Todos serán expulsados, cada uno por su lado, y nadie reunirá a los fugitivos.


¡Viene el enemigo armado con espada! No salgan al campo ni transiten por los caminos. ¡Hay terror por todas partes!


He visto afligidos los campamentos de Cusán, y angustiadas las moradas de Madián.


Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados;


Cuando llegamos a Macedonia, nuestro cuerpo no tuvo ningún descanso, nos vimos acosados por todas partes: conflictos por fuera, temores por dentro.


Llegaban con su ganado y con sus tiendas de campaña como plaga de langostas. Tanto ellos como sus camellos eran incontables e invadían el país para devastarlo.


Los madianitas, los amalecitas y todos los otros pueblos del oriente que se habían establecido en el valle eran numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables, como la arena a la orilla del mar.


Zeba y Zalmuna dijeron: —Vamos, mátanos tú mismo. “¡Al hombre se le conoce por su valentía!”. Gedeón se levantó y mató a Zeba y Zalmuna, y les quitó a sus camellos los adornos que llevaban en el cuello.


El peso de los anillos de oro que él les pidió llegó a mil setecientos siclos, sin contar los adornos, los aros y los vestidos de color carmesí que usaban los reyes madianitas, ni los collares que llevaban sus camellos.


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