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Jeremías 46:21 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

21 Los mercenarios en sus filas son como becerros engordados; también ellos se vuelven atrás; todos juntos huyen sin detenerse, porque ha llegado el día de su ruina, el momento de su castigo.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Sus soldados mercenarios también en medio de ella como becerros engordados; porque también ellos volvieron atrás, huyeron todos sin pararse, porque vino sobre ellos el día de su quebrantamiento, el tiempo de su castigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Los mercenarios de Egipto se han vuelto como becerros engordados. Ellos también se darán vuelta y huirán, porque este es el día del gran desastre para Egipto, un momento de enorme castigo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Los mercenarios que se veían en ella, eran como novillos de engorde, pero ellos también vuelven la espalda y huyen todos juntos, sin oponer resistencia. Pues éste es para ellos el día de su desgracia, la hora de su castigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 También sus mercenarios eran novillos cebados, Pero ahora dan la espalda y huyen juntos sin parar; No resisten en sus puestos, Pues les llega el día de su calamidad, El día de su visitación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 También sus mercenarios son como novillos cebados; pero también ellos se vuelven, huyen a una, no resisten, pues les llega el día de su ruina, el tiempo de su castigo.

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Jeremías 46:21
25 Referans Kwoze  

Al darse cuenta los amonitas de que habían ofendido a David, hicieron trámites para contratar mercenarios: de entre los arameos de Bet Rejob y de Sobá, veinte mil soldados de infantería; del rey de Macá, mil hombres; y de Tob, doce mil hombres.


Y era que el Señor había confundido a los arameos haciéndoles oír el ruido de carros de combate y de caballería, como si fuera un gran ejército. Entonces se dijeron unos a otros: «¡Seguro que el rey de Israel ha contratado a los reyes hititas y egipcios para atacarnos!».


pero el Señor se ríe de los malvados, pues sabe que les llegará su hora.


Más vale comer verduras sazonadas con amor que toro engordado con odio.


¿Qué van a hacer cuando deban rendir cuentas, cuando llegue desde lejos la tormenta? ¿A quién acudirán en busca de ayuda? ¿En dónde dejarán sus riquezas?


Y con ellos caerán los toros salvajes, los terneros y los novillos. Su tierra quedará empapada en sangre y su polvo se llenará de grasa.


Como un viento del este, los esparciré delante del enemigo. En el día de su calamidad les daré la espalda y no la cara».


Egipto huye silbando como serpiente, pues el enemigo avanza con fuerza. Se acercan contra ella con hachas, como si fueran leñadores;


Pero ¿qué es lo que veo? Sus guerreros están derrotados; aterrados retroceden. Sin mirar atrás, huyen despavoridos. ¡Cunde el terror por todas partes!», afirma el Señor.


¡Ataquen, corceles! ¡Carros, avancen con furia! ¡Que marchen los guerreros! ¡Que tomen sus escudos los soldados de Cus y de Fut! ¡Que tensen el arco los soldados de Lidia!


«El que huya del terror caerá en la fosa; el que salga de la fosa caerá en la trampa; porque yo hago venir sobre Moab el tiempo de su castigo», afirma el Señor.


Habitantes de Dedán: ¡Huyan, vuélvanse atrás! ¡Escóndanse en lo más profundo de la tierra! Yo provocaré un desastre sobre Esaú, pues le llegó la hora del castigo.


«¡Ustedes saquean mi heredad, y se alegran y regocijan! ¡Saltan como terneras en la pradera, relinchan como sementales!


¡Maten a todos sus novillos! ¡Llévenlos al matadero! ¡Ay de ellos, pues les ha llegado el día, el día de su castigo!


Por eso, así dice el Señor y Dios: Estoy contra el faraón, rey de Egipto. Le quebraré los dos brazos, el sano y el fracturado, y haré que la espada se le caiga de la mano.


»”Porque mantienes una antigua enemistad entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el día de su castigo final.


Han llegado los días del castigo, han llegado los días de la retribución. ¡Que lo sepa Israel! Es tan grande tu maldad y tan intensa tu hostilidad, que al profeta se le tiene por necio, y al hombre inspirado, por loco.


Ustedes que se acuestan en camas incrustadas de marfil y se arrellanan en divanes; que comen corderos selectos y terneros engordados;


No debiste entrar por la puerta de mi pueblo en el día de su calamidad. No debiste disfrutar con su desgracia en el día de su calamidad. No debiste echar mano a sus riquezas en el día de su calamidad.


El mejor de ellos es más enmarañado que una zarza; el más recto, más torcido que un espino. Pero ya viene el día de su confusión; ¡ya se acerca el día de tu castigo anunciado por tus centinelas!


Luego, mandó a otros siervos y les ordenó: “Digan a los invitados que ya he preparado mi comida. Ya han matado mis toros y mis reses cebadas; todo está listo. Vengan al banquete de bodas”.


Jesurún engordó y pateó; se hartó de comida, y se puso corpulento y rollizo. Abandonó al Dios que le dio vida y rechazó a la Roca de su salvación.


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