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Jeremías 34:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 los entregaré en manos de sus enemigos que atentan contra su vida. Sus cadáveres servirán de alimento a las aves de rapiña y a las fieras del campo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Los entregaré en manos de sus enemigos y ellos los matarán. Sus cuerpos serán alimento para los buitres y para los animales salvajes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Los entregaré a sus enemigos, y sus cadáveres serán pasto de las aves y de las fieras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Sí, a éstos los entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida. Sus cuerpos muertos serán comida de las aves de los cielos y de las bestias de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de quienes atentan contra su vida; y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.

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Jeremías 34:20
25 Referans Kwoze  

A los que mueran en la ciudad se los comerán los perros y a los que mueran en el campo se los comerán las aves del cielo. ¡El Señor lo ha dicho!”.


A los que mueran en la ciudad se los comerán los perros, y a los que mueran en el campo se los comerán las aves del cielo».


Han entregado los cadáveres de tus siervos como alimento de las aves del cielo; han destinado los cuerpos de tus fieles para comida de los animales salvajes.


«Por eso, así dice el Señor en contra de los hombres de Anatot, que buscan quitarte la vida y afirman: “¡No profetices en nombre del Señor, si no quieres morir a manos nuestras!”.


Mi heredad es para mí como un ave de muchos colores acosada por las aves de rapiña. ¡Vayan y reúnan a todos los animales salvajes! ¡Tráiganlos para que la devoren!


«Morirán de enfermedades horribles. Nadie llorará por ellos ni los sepultará; se quedarán sobre la faz de la tierra, como el estiércol. La espada y el hambre acabarán con ellos, y sus cadáveres servirán de alimento para las aves del cielo y para las bestias de la tierra».


‘En este lugar anularé los planes de Judá y de Jerusalén. Los haré caer a filo de espada delante de sus enemigos, es decir, a manos de los que atentan contra su vida. También dejaré sus cadáveres a las aves del cielo y a las bestias de la tierra para que les sirvan de comida.


Después de eso, entregaré a Sedequías, rey de Judá, a sus oficiales y a la gente que haya quedado con vida en la ciudad después de la plaga, la espada y el hambre”, afirma el Señor. “Los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los enemigos que buscan matarlos. Sin ninguna piedad, clemencia ni compasión, Nabucodonosor los matará a filo de espada”.


Yo te entregaré en manos de los que buscan matarte y en manos de los que tú más temes; es decir, en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los babilonios.


Pero en secreto el rey Sedequías hizo este juramento a Jeremías: —¡Tan cierto como que vive el Señor, quien nos ha dado esta vida, no te mataré ni te entregaré en manos de estos hombres que atentan contra tu vida!


y, ante sus propios ojos, el rey hizo degollar a sus hijos y a todos los nobles de Judá.


¿Qué piensas hacer, ciudad devastada? ¿Para qué te vistes de color púrpura? ¿Para qué te pones joyas de oro? ¿Para qué te maquillas los ojos? En vano te embelleces, pues tus amantes te desprecian; solo buscan tu muerte.


Así dice el Señor: “Voy a entregar al faraón Hofra, rey de Egipto, en poder de los enemigos que atentan contra su vida, tal como entregué a Sedequías, rey de Judá, en poder de su enemigo Nabucodonosor, rey de Babilonia, que atentaba contra su vida”».


Aterraré a Elam frente a sus enemigos, frente a los que atentan contra su vida; desataré mi ardiente ira, y traeré sobre Elam calamidad», afirma el Señor. «Haré que la espada los persiga hasta que los haya exterminado.


Los cadáveres de este pueblo servirán de comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra, y no habrá quien los espante.


»Así dice el Señor y Dios: Voy a entregarte en manos de los que odias, en manos de los que te alejaste con disgusto.


Te abandonaré en el desierto, junto con todos los peces de tus arroyos. Caerás en campo abierto y no serás recogido ni enterrado. Te daré como alimento a las bestias de la tierra y a las aves del cielo.


Te arrastraré por tierra y en pleno campo te dejaré tendido. Dejaré que sobre ti se posen todas las aves del cielo. Dejaré que con tu carne se sacien todas las bestias de la tierra.


Tu cadáver servirá de alimento a las aves de los cielos y a las bestias de la tierra, y no habrá quien las espante.


añadió: —¡Ven acá, que voy a echar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo!


Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel.


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