Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt
- Piblisite -





Jeremías 31:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

18 «Por cierto, he escuchado el lamento de Efraín: “Me has azotado como a un ternero sin domar y he aceptado tu corrección. Hazme volver, y seré restaurado; porque tú, Señor, eres mi Dios.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

18 Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Oí a Israel decir: “Me disciplinaste severamente, como a un becerro que necesita ser entrenado para el yugo. Hazme volver a ti y restáurame, porque solo tú eres el Señor mi Dios.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Escucho, escucho quejarse a Efraím: 'Me has pegado, y he sido castigado muy duro, como un novillo no domado; haz que yo vuelva y volveré, ya que tú eres Yavé, mi Dios.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

18 Oí atentamente el lamento de Efraín: Me azotaste, Fui castigado como novillo indómito; Conviérteme, y seré convertido, Porque Tú eres YHVH mi Dios.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Oigo muy bien a Efraín lamentarse: 'Me has castigado y aguanté el castigo como novillo no domesticado. Conviérteme, que quiero convertirme, pues tú eres Yahveh, mi Dios.

Gade chapit la Kopi




Jeremías 31:18
54 Referans Kwoze  

»¡Cuán dichoso es el hombre a quien Dios corrige! No menosprecies la disciplina del Todopoderoso.


El Señor me ha castigado con dureza, pero no me ha entregado a la muerte.


Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra.


Señor, yo sé que tus leyes son justas y que por tu fidelidad me afliges.


Mi vida entera está en tus manos; líbrame de mis enemigos y perseguidores.


No seas como el mulo o el caballo, que no tienen discernimiento, y cuyo brío hay que domar con brida y freno para acercarlos a ti».


¡Restáuranos, Señor Dios de los Ejércitos! Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos.


¡Restáuranos, oh Dios! ¡Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos!


¡Restáuranos, oh Dios de los Ejércitos! ¡Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos!


Restáuranos una vez más, Dios y Salvador nuestro; pon fin a tu disgusto con nosotros.


Dichoso aquel a quien tú, Señor, corriges; aquel a quien instruyes en tu Ley,


El látigo es para los caballos, el freno, para los asnos y la vara, para la espalda del necio.


El que es reacio a las reprensiones será destruido de repente y sin remedio.


Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor ni te ofendas por sus reprensiones.


¿Por qué recibir más golpes? ¿Por qué insistir en la rebelión? Toda su cabeza está herida, todo su corazón está enfermo.


Tus hijos han desfallecido; como antílopes atrapados en la red, han caído en las esquinas de las calles. Sobre ellos recae toda la furia del Señor, todo el reproche de tu Dios.


Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca, como cordero fue llevado al matadero, como oveja que enmudece ante su trasquilador, ni siquiera abrió su boca.


Pero tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conozca ni nos reconozca Israel; tú, Señor, eres nuestro Padre; ¡tu nombre ha sido siempre «nuestro Redentor»!


Pero el pueblo no volvió al que lo ha castigado; no ha buscado al Señor de los Ejércitos.


Sáname, Señor, y seré sanado; sálvame y seré salvo, porque tú eres mi alabanza.


«En vano castigo a tus hijos, pues rechazan mi corrección. Cual si fuera un león feroz, la espada de ustedes devoró a sus profetas.


¡Acostémonos en nuestra vergüenza y que nos cubra nuestra desgracia! ¡Nosotros y nuestros antepasados hemos pecado contra el Señor nuestro Dios! Desde nuestra juventud y hasta el día de hoy, no hemos obedecido al Señor nuestro Dios».


Vendrá un día en que los centinelas gritarán por las colinas de Efraín: “¡Vengan, subamos a Sión, al Señor nuestro Dios!”».


Entre llantos vendrán y entre consuelos los conduciré. Los guiaré a corrientes de agua por un camino llano en el que no tropezarán. Yo soy el padre de Israel; mi primogénito es Efraín.


Señor, ¿acaso no buscan tus ojos la verdad? Golpeaste a esa gente y no les dolió, acabaste con ellos y no quisieron ser corregidos. Endurecieron su rostro más que una roca y no quisieron arrepentirse.


Permítenos volver a ti, Señor, y volveremos; renueva nuestra vida como antes.


Allí se acordarán de su conducta y de todas sus acciones con las que se contaminaron; sentirán asco de sí mismos por todas las maldades que cometieron.


»”Señor y Dios nuestro, todo este desastre nos ha sobrevenido, tal y como está escrito en la Ley de Moisés, y ni aun así hemos buscado tu favor. No nos hemos apartado de nuestros pecados ni hemos prestado atención a tu verdad.


Efraín es una ternera adiestrada a la que le gusta trillar; pues bien, yo pondré el yugo sobre su hermoso cuello. Haré que Efraín lleve el yugo, Judá tendrá que arar y Jacob preparará la tierra».


Israel es tan terco como una novilla indómita. ¿Cómo podrá el Señor pastorearlos en campo abierto, como a corderos?


Volveré luego a mi morada hasta que reconozcan su culpa y busquen mi rostro; en su angustia me buscarán con sinceridad».


Al ver Dios lo que hicieron, es decir, que habían abandonado su mal camino, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que había anunciado.


No atiende a consejos ni acepta corrección. No confía en el Señor ni se acerca a su Dios.


Los que temían al Señor hablaron entre sí, entonces él los escuchó y les prestó atención. Entonces se escribió en su presencia un libro de memorias de aquellos que temen al Señor y honran su nombre.


Él hará que los padres se reconcilien con sus hijos y los hijos con sus padres; así no vendré a herir la tierra con destrucción total».


»Al oeste acamparán los que se agrupan bajo el estandarte del campamento de Efraín, según sus escuadrones. Su jefe es Elisama, hijo de Amiud.


Él irá primero, delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y guiar a los desobedientes a la sabiduría de los justos. De este modo preparará para el Señor un pueblo bien dispuesto.


Así que emprendió el viaje y se fue a su padre. »Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.


Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades».


pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.


Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirigen: «Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda,


»Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite