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Jeremías 29:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

23 Porque cometieron una infamia en Israel: adulteraron con la mujer de su prójimo y dijeron mentiras en mi nombre, cosas que jamás ordené. Yo lo sé y de eso soy testigo», afirma el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Porque hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con las mujeres de sus prójimos, y falsamente hablaron en mi nombre palabra que no les mandé; lo cual yo sé y testifico, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Pues estos hombres han hecho cosas terribles entre mi pueblo. Han cometido adulterio con las esposas de sus vecinos y han mentido en mi nombre diciendo cosas que no les mandé decir. De esto soy testigo. Yo, el Señor, he hablado”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Porque hicieron algo que es una infamia en Israel, a saber, cometieron adulterio con las mujeres de sus compañeros y anduvieron diciendo en mi nombre cosas que yo no les había mandado, dice Yavé. Yo, sin embargo, lo sé y soy testigo, palabra de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Porque hicieron infamia en Israel, adulteraron con la mujer del prójimo, y dijeron palabras falsas en mi Nombre, sin que Yo los mandara. Lo sé y lo atestiguo, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 puesto que hicieron una torpeza en Israel, cometieron adulterio con las mujeres de sus prójimos y dijeron en mi nombre palabras mentirosas que no les había encargado. Yo mismo lo sé y soy testigo' -oráculo de Yahveh-.

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Jeremías 29:23
28 Referans Kwoze  

Si tú maltratas a mis hijas o tomas otras mujeres que no sean ellas, recuerda que Dios es nuestro testigo, aunque no haya ningún otro testigo entre nosotros.


Cuando los hijos de Jacob volvieron del campo y se enteraron de lo sucedido, quedaron muy dolidos y a la vez llenos de ira. Siquén había cometido una ofensa muy grande contra Israel al acostarse con su hija; era algo que nunca debió haber hecho.


Pero ella exclamó: —¡No, hermano mío! No me fuerces, que esto no se hace en Israel. ¡No cometas esta infamia!


Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas.


He visto tus adulterios, tus relinchos, tu prostitución desvergonzada y tus abominaciones, en los campos y sobre las colinas. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿Hasta cuándo seguirás en tu impureza?».


Porque mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista.


Y entre los profetas de Jerusalén he observado cosas terribles: cometen adulterio y viven en la mentira; fortalecen las manos de los malhechores, ninguno se convierte de su maldad. Todos ellos son para mí como Sodoma; los habitantes de Jerusalén son como Gomorra».


Así dice el Señor de los Ejércitos: «No escuchen lo que dicen los profetas, pues alientan en ustedes falsas esperanzas; cuentan visiones que se han imaginado y que no proceden de la boca del Señor.


Yo no envié a esos profetas, pero ellos corrieron a llevar sus mensajes; ni siquiera hablé, pero ellos profetizaron.


«Yo estoy contra los profetas que cuentan sueños mentirosos y que, al contarlos, hacen que mi pueblo se extravíe con sus mentiras y sus presunciones», afirma el Señor. «Yo no los he enviado ni he dado ninguna orden. No traen ningún beneficio a este pueblo», afirma el Señor.


Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel, acerca de Acab, hijo de Colaías, y de Sedequías, hijo de Maseías, que les profetizan una mentira en mi nombre: «Voy a entregarlos en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él los matará ante sus propios ojos.


«Comunícales a todos los deportados que así dice el Señor acerca de Semaías de Nejelán: “Puesto que Semaías ha profetizado sin que yo lo haya enviado y les ha hecho confiar en una mentira,


Son como caballos bien alimentados y excitados; todos relinchan por la mujer ajena.


¿Creen acaso que esta casa que lleva mi Nombre es una cueva de ladrones? ¡Pero si yo mismo lo he visto!”, afirma el Señor.


Me has desafiado con arrogancia y has multiplicado tus palabras contra mí; yo te he escuchado.


Sus profetas son inescrupulosos, personas traicioneras. Sus sacerdotes profanan las cosas santas y violan la Ley.


Y todavía preguntan: «¿Por qué?». Pues porque el Señor actúa como testigo entre tú y la esposa de tu juventud, a la que traicionaste aunque es tu compañera, la esposa de tu pacto.


«De modo que me acercaré a ustedes para juicio. Estaré presto a testificar contra los hechiceros, los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan a sus jornaleros; contra los que oprimen a las viudas, a los huérfanos y niegan el derecho del extranjero, sin mostrarme ningún temor —dice el Señor de los Ejércitos—.


Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.


también de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de la resurrección, el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados,


»Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: »Esto dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el soberano de la creación de Dios:


Los jefes de Galaad le aseguraron: —El Señor es nuestro testigo: haremos lo que tú digas.


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