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Jeremías 25:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

11 Todo este país quedará reducido a horror y ruina; estas naciones servirán al rey de Babilonia durante setenta años”.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Toda la tierra se convertirá en una desolada tierra baldía. Israel y las naciones vecinas servirán al rey de Babilonia por setenta años.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Todo este país será saqueado y quedará reducido a un desierto, y estas naciones servirán al rey de Babilonia durante setenta años.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y toda esta tierra se convertirá en desolación y ruinas, y estas gentes servirán al rey de Babilonia durante setenta años.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Todo este país será una ruina, una desolación, y servirán al rey de Babilonia setenta años.

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Jeremías 25:11
23 Referans Kwoze  

A los que se salvaron de la muerte, el rey se los llevó a Babilonia y fueron esclavos suyos y de sus hijos hasta el establecimiento del reino persa.


La dejaré desolada y no será podada ni cultivada; le crecerán espinos y cardos. Mandaré que las nubes no derramen lluvia sobre ella».


»Pero cuando se hayan cumplido los setenta años, yo castigaré por su iniquidad al rey de Babilonia y a aquella nación, país de los babilonios, y los convertiré en ruina perpetua», afirma el Señor.


Como león que deja abandonada su guarida, él ha dejado desolada la tierra de ellos, a causa de la espada del opresor, a causa de la ardiente ira del Señor.


“Todo esto será llevado a Babilonia —afirma el Señor—, y allí permanecerá hasta el día en que yo lo vaya a buscar y lo devuelva a este lugar”».


Todas las naciones le servirán a él, a su hijo y a su nieto, hasta que también a su país le llegue la hora y sea sometido por numerosas naciones y grandes reyes.


Porque así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: ‘Voy a poner un yugo de hierro sobre el cuello de todas estas naciones para someterlas a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y ellas se sujetarán a él. También a las bestias del campo las someteré a su poder’ ”».


Así dice el Señor: «Cuando a Babilonia se le hayan cumplido los setenta años, yo los visitaré y haré honor a mi promesa en favor de ustedes; los haré volver a este lugar.


Miré y la tierra fértil era un desierto; estaban en ruinas todas las ciudades, por la acción del Señor, por causa de su ardiente ira.


Así dice el Señor: «Toda la tierra quedará desolada, pero no la destruiré por completo.


Luego comunícales que así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “Voy a mandar a buscar a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia; voy a colocar su trono sobre estas piedras que he enterrado, y él armará sobre ellas su tienda real.


Cuando el Señor ya no pudo soportar más las malas acciones y las cosas abominables que ustedes hacían, su país se convirtió en objeto de maldición, en un lugar desértico, desolado y sin habitantes, tal como está hoy.


Adviértele al pueblo que está en la tierra que así dice el Señor y Dios acerca de los que habitan en Jerusalén y en la tierra de Israel: “Con angustia comerán su pan y con terror beberán su agua. Por la violencia de sus habitantes la tierra será despojada de todo lo que hay en ella.


Durante cuarenta años quedará completamente deshabitada; ni hombres ni animales pasarán por allí.


Extenderé mi mano contra ellos; convertiré en tierra desolada su país y todo lugar donde habiten, desde el desierto hasta Riblá. ¡Entonces sabrán que yo soy el Señor!”».


En su primer año de reinado, yo, Daniel, comprendí ese pasaje de las Escrituras donde el Señor comunicó al profeta Jeremías que la ruina de Jerusalén duraría setenta años.


De tal manera asolaré al país que sus enemigos que vengan a ocuparlo quedarán atónitos.


La tierra quedará desolada por culpa de sus habitantes, como resultado de su maldad.


Ante esto, el ángel del Señor respondió: «Señor de los Ejércitos, ¿hasta cuándo te negarás a compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá con las que has estado enojado estos setenta años?».


«Dile a todo el pueblo de la tierra y también a los sacerdotes: “Cuando ustedes ayunaban y se lamentaban en los meses quinto y séptimo de los últimos setenta años, ¿realmente ayunaban por mí?


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