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Jeremías 22:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

23 Tú, que habitas en el Líbano, que has puesto tu nido entre los cedros, ¡cómo gemirás cuando te vengan los dolores, dolores como de parturienta!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Habitaste en el Líbano, hiciste tu nido en los cedros. ¡Cómo gemirás cuando te vinieren dolores, dolor como de mujer que está de parto!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Puede que sea lindo vivir en un palacio magnífico, recubierto con madera de cedros del Líbano, pero pronto gemirás con punzadas de angustia, angustia como la de una mujer con dolores de parto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Tú, que hiciste tu casa en el Líbano, que anidabas entre los cedros, ¡cómo te irás a quejar cuando sientas dolores y angustias como de una mujer que da a luz!

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Oh moradora del Líbano, Que haces tu nido en los cedros, ¡Cuán lastimosa serás cuando te acometan las angustias, Los dolores como de parturienta!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Tú, que moras en el Líbano y anidas en los cedros, ¡cómo gemirás cuando te lleguen los dolores, los retorcimientos como de parturienta!

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Jeremías 22:23
18 Referans Kwoze  

¡Yo estoy contra ti, Jerusalén, habitante del valle, en la llanura rocosa!”, afirma el Señor. “Ustedes dicen: ‘¿Quién podrá venir contra nosotros? ¿Quién podrá entrar en nuestros refugios?’.


Porque así dice el Señor acerca de la casa real de Judá: «Para mí, tú eres como Galaad y como la cima del Líbano; ciertamente te convertiré en un desierto, en ciudades deshabitadas.


Se escucha un grito en las lomas desoladas, el llanto de súplica del pueblo de Israel, porque han pervertido su conducta, se han olvidado del Señor su Dios.


Habitantes de Moab, ¡abandonen las ciudades y vivan entre las rocas! Sean como las palomas que anidan al borde de los precipicios.


Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas; tú, que ocupas las alturas de los montes: fuiste engañado por el terror que infundías y por el orgullo de tu corazón. Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila, desde allí te haré caer», afirma el Señor.


Nos ha llegado la noticia y nuestras manos flaquean; la angustia nos domina, como si tuviéramos dolores de parto.


Adviértele que así dice el Señor y Dios: “Llegó al Líbano un águila enorme, de grandes alas, tupido plumaje y vivos colores. Se posó sobre la copa de un cedro,


Volveré luego a mi morada hasta que reconozcan su culpa y busquen mi rostro; en su angustia me buscarán con sinceridad».


No me invocan de corazón, sino que se lamentan echados en sus camas. Para obtener grano y vino nuevo se laceran y se ponen en mi contra.


Aunque caven hasta las profundidades del abismo, de allí los sacará mi mano. Aunque suban hasta el cielo, de allí los derribaré.


Aunque vueles a lo alto como águila, y tu nido esté puesto en las estrellas, desde allí te haré caer», afirma el Señor.


»¡Ay del que llena su casa de ganancias injustas en un intento por salvar su nido y escapar de las garras del infortunio!


Luego miró Balán al quenita y pronunció este mensaje: «Aunque tienes una morada segura y tu nido está sobre la roca,


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