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Isaías 66:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

18 «Yo, por causa de sus acciones y sus pensamientos, estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua; vendrán y verán mi gloria.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 «Yo puedo ver lo que están haciendo y sé lo que están pensando. Por eso reuniré a todas las naciones y a todos los pueblos, y ellos verán mi gloria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Ahora vengo a reunir a los paganos de todos los pueblos y de todos los idiomas. Y cuando vengan, serán testigos de mi gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Porque Yo conozco sus obras y sus pensamientos. En cuanto a mí, llegará el tiempo de congregar a todas las naciones y lenguas, y vendrán y contemplarán mi gloria.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Pero yo vengo a reunir a todas las naciones y lenguas: ellas vendrán y verán mi gloria.

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Isaías 66:18
44 Referans Kwoze  

«Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes.


Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento.


para que en la tierra sea conocido tu camino y en todas las naciones, tu salvación.


Que ante él se postren todos los reyes; que le sirvan todas las naciones.


Que su nombre perdure para siempre; que su fama permanezca como el sol. Que en su nombre sean bendecidas las naciones; que todas ellas lo proclamen dichoso.


Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra, pues tuyas son todas las naciones.


Todas las naciones que has hecho vendrán, Señor, y ante ti se postrarán y glorificarán tu nombre.


El Señor conoce los pensamientos humanos, y sabe que son vanidad.


Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria.


No harán ningún daño ni estrago en todo mi monte santo, porque se llenará la tierra con el conocimiento del Señor así como las aguas cubren los mares.


En los últimos días, el monte del Templo del Señor será establecido como el más alto de los montes; se alzará por encima de las colinas y hacia él correrán todas las naciones.


»Yo sé bien cuándo te sientas, cuándo sales, cuándo entras y cuánto ruges contra mí.


Entonces se revelará la gloria del Señor, y la verá toda la humanidad. El Señor mismo lo ha dicho».


»Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios y no hay ningún otro.


El Señor desnudará su santo brazo a la vista de todas las naciones y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.


«Porque mis pensamientos no son los de ustedes ni sus caminos son los míos», afirma el Señor.


Así dice el Señor y Dios, el que reúne a los desterrados de Israel: «Reuniré a mi pueblo con otros pueblos, además de los que ya he reunido».


Yo denunciaré tu justicia y tus obras, y de nada te servirán.


Sus pies corren hacia el mal; se apresuran a derramar sangre inocente. Sus pensamientos son perversos; dejan ruina y destrucción en sus caminos.


Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo rebelde, que va por mal camino, siguiendo sus propios pensamientos.


«Mas alégrense con Jerusalén y regocíjense por ella, todos los que la aman; salten con ella de alegría todos los que por ella se conduelen.


Porque mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista.


En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: “Trono del Señor”. Todas las naciones se reunirán en Jerusalén para honrar el nombre del Señor y ya no volverán a seguir a su terco y malvado corazón.


»”Así dice el Señor y Dios: En aquel día harás proyectos y maquinarás un plan perverso.


»Yo manifestaré mi gloria entre las naciones. Todas ellas verán cómo los he juzgado y castigado.


reuniré a todas las naciones y las haré bajar al valle de Josafat. Allí entraré en juicio contra los pueblos por lo que hicieron a Israel, pueblo de mi propiedad, pues lo dispersaron entre las naciones y se repartieron mi tierra.


¡Yo sé cuán numerosos son sus delitos, cuán grandes sus pecados! Ustedes oprimen al justo, exigen soborno y en los tribunales atropellan al necesitado.


»Entonces los sobrevivientes de todas las naciones que atacaron a Jerusalén subirán año tras año para adorar al Rey, al Señor de los Ejércitos, y para celebrar la fiesta de las Enramadas.


Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las naciones. En todo lugar se ofrece incienso y ofrendas puras a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones —dice el Señor de los Ejércitos—.


Jesús conocía sus pensamientos y les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado; toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie.


Como Jesús conocía sus pensamientos, les dijo: —¿Por qué dan lugar a tan malos pensamientos?


Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo: —¿Por qué razonan así?


»Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo.


A ustedes los conozco y sé que no aman realmente a Dios.


pero que ahora ha sido revelado por medio de los escritos proféticos, según el propio mandato del Dios eterno, para que todas las naciones obedezcan a la fe,


y también dice: «El Señor conoce los pensamientos de los sabios y sabe que son vanidad».


Y cuando les sobrevengan muchos desastres y adversidades, este cántico servirá de testimonio contra ellos porque sus descendientes lo recordarán y lo cantarán. Yo conozco los pensamientos de mi pueblo, aun antes de introducirlo en la tierra que juré darle».


Sin duda, la palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.


Tocó el séptimo ángel su trompeta y en el cielo resonaron fuertes voces que decían: «El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos».


»Sé dónde vives: allí donde Satanás tiene su trono. Sin embargo, sigues fiel a mi nombre. No renegaste de tu fe en mí ni siquiera en los días en que Antipas, mi testigo fiel, sufrió la muerte en esa ciudad donde vive Satanás.


»Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles, pero no lo son; has descubierto que son falsos.


»Conozco tus sufrimientos y tu pobreza. ¡Sin embargo, eres rico! Sé cómo te calumnian los que se autodenominan judíos y no lo son, pues solo son una sinagoga de Satanás.


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