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Isaías 63:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

11 Su pueblo recordó los tiempos pasados, los tiempos de Moisés: ¿Dónde está el que los hizo subir del mar, con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso su santo Espíritu entre ellos,

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Biblia Reina Valera 1960

11 Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño?, ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Entonces recordaron los días de antaño cuando Moisés sacó a su pueblo de Egipto. Clamaron: «¿Dónde está el que llevó a Israel a través del mar con Moisés como pastor? ¿Dónde está el que envió a su Santo Espíritu para que estuviera en medio de su pueblo?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Entonces se acordaron de los tiempos pasados, de los días de Moisés: ¿Dónde está aquel que salvó de la mar al pastor de su rebaño y que puso dentro de ellos su Espíritu Santo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Entonces se acordaron de los días antiguos, De Moisés y su pueblo: ¿Dónde está el que los sacó del mar con los pastores° de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de ellos su Santo Espíritu,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Entonces se acordó de los tiempos antiguos, de Moisés que estaba con él: ¿dónde está el que sacó del mar al pastor de su rebaño? ¿Dónde, el que puso en su interior su santo espíritu;

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Isaías 63:11
34 Referans Kwoze  

Con tu buen Espíritu les diste entendimiento. No quitaste tu maná de su boca; les diste agua para calmar su sed.


Al verlos angustiados y escuchar su clamor,


Dios se acordó del pacto que había hecho con ellos y por su gran amor les tuvo compasión.


Reprendió al mar Rojo y este quedó seco; los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el desierto.


Traigo a la memoria los tiempos de antaño: medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos.


Acuérdate, Señor, de tu misericordia y gran amor, que siempre me has mostrado.


No me alejes de tu presencia ni me quites tu Santo Espíritu.


Meditaré en todas tus proezas; evocaré tus obras poderosas.


Por medio de Moisés y de Aarón guiaste como un rebaño a tu pueblo.


A su pueblo lo guio como a un rebaño; los llevó por el desierto, como a ovejas,


y los israelitas lo cruzaron sobre tierra seca. El mar era para ellos una muralla de agua a la derecha y otra a la izquierda.


En ese día el Señor salvó a Israel del poder de Egipto. Los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios tendidos a la orilla del mar.


Así dice el Señor, el que abrió un camino en el mar, una senda a través de las aguas caudalosas;


Pero ellos se rebelaron y afligieron a su Santo Espíritu. Por eso se convirtió en su enemigo y luchó él mismo contra ellos.


Mira bien desde el cielo; observa desde tu morada santa y gloriosa. ¿Dónde están tu celo y tu poder? ¡Se nos niega tu abundante compasión y ternura!


Nunca preguntaron: “¿Dónde está el Señor que nos hizo subir de Egipto, que nos guio por el desierto, por tierra árida y accidentada, por tierra reseca y tenebrosa, por tierra que nadie transita y en la que nadie vive?”.


Finalmente Daniel, que en honor a mi dios también se llama Beltsasar, se presentó ante mí y le conté mi sueño, pues en él reposa el espíritu de los santos dioses.


El Señor usó a un profeta para sacar a Israel de Egipto y por medio de un profeta lo cuidó.


»En aquel día »restauraré la casa caída de David. Repararé sus grietas, restauraré sus ruinas y la reconstruiré tal como era en días pasados,


“Mi Espíritu permanece en medio de ustedes, conforme al pacto que hice con ustedes cuando salieron de Egipto. No teman”.


Así que el ángel me dijo: «Esta es la palabra del Señor para Zorobabel: »“No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor de los Ejércitos—.


Yo descenderé para hablar contigo y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga de este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo.


El Señor descendió en la nube y habló con Moisés, y compartió con los setenta jefes ancianos el Espíritu que estaba sobre él. Cuando el Espíritu descansó sobre ellos, se pusieron a profetizar. Pero esto no volvió a repetirse.


Pero Moisés respondió: —¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el pueblo del Señor profetizara y que el Señor pusiera su Espíritu en todos ellos!


El Dios de paz levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, a nuestro Señor Jesús, por la sangre del pacto eterno.


—Pero, señor —respondió Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros antepasados, cuando decían: “¡El Señor nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!


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