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Isaías 51:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 Ya se acerca mi justicia, mi salvación está en camino; ¡mi brazo juzgará a las naciones! Las costas lejanas confían en mí y ponen su esperanza en mi brazo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Mi misericordia y mi justicia ya se acercan; mi salvación viene en camino. Mi brazo fuerte hará justicia a las naciones. Las tierras lejanas me buscarán y con esperanza aguardarán mi brazo poderoso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Mi justicia está por llegar; ya he mandado mi salvación y aquí vengo yo para gobernar a los pueblos. Las islas también esperan en mí y cuentan con mi intervención.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 De súbito haré llegar mi victoria; Mi salvación ha salido ya, Y mi brazo juzgará a los pueblos; Las costas lejanas esperarán en mí, Y confiarán en mi brazo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Inminente, cercana está mi justicia, como luz sale mi salvación, y mis brazos juzgan a los pueblos. Las islas esperan en mí y en mi brazo confían.

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Isaías 51:5
39 Referans Kwoze  

Juzgará a las naciones y amontonará cadáveres; aplastará cabezas en toda la tierra.


Alégrense y canten con júbilo las naciones, porque tú las juzgas con rectitud, y guías a las naciones de la tierra. Selah


Muy cercano está para salvar a los que le temen, para establecer su gloria en nuestra tierra.


¡Canten delante del Señor porque ya viene! ¡Ya viene a juzgar la tierra! Y juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con fidelidad.


Canten delante del Señor, que ya viene a juzgar la tierra. Y juzgará al mundo con justicia, a los pueblos con equidad.


En aquel día el Señor volverá a extender su mano para recuperar al remanente de su pueblo, a los que hayan quedado en Asiria, en Egipto, Patros y Cus; en Elam, Sinar, Jamat y en las islas del Mediterráneo.


Por eso, glorifiquen al Señor en el oriente; el nombre del Señor, Dios de Israel, en las costas del mar.


Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor, el Señor mismo, es la Roca eterna.


Señor, ¡ten compasión de nosotros; pues en ti esperamos! Sé nuestra fortaleza cada mañana, nuestra salvación en tiempo de angustia.


Porque el Señor es nuestro juez; el Señor es nuestro legislador; el Señor es nuestro rey: ¡Él nos salvará!


Miren, el Señor y Dios llega con poder y con su brazo gobierna. Su galardón lo acompaña; su recompensa lo precede.


no vacilará ni se desanimará hasta implantar la justicia en la tierra. En su enseñanza las costas lejanas pondrán su esperanza».


Mi justicia no está lejana; mi salvación ya no tarda. ¡Estoy por traerlas! Concederé salvación a Sión y mi esplendor a Israel.


Escúchenme, costas lejanas, oigan esto, naciones distantes: El Señor me llamó antes de que yo naciera, en el vientre de mi madre pronunció mi nombre.


No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse tú la refutarás. Esta es la herencia de los siervos del Señor, la justicia que de mí procede», afirma el Señor.


Así dice el Señor: «Observen el derecho y practiquen la justicia, porque mi salvación está por llegar; mi justicia va a manifestarse.


Lo ha visto y le ha asombrado ver que no hay nadie que intervenga. Por eso su propio brazo vendrá a salvarlos; su propia justicia lo sostendrá.


En mí esperarán las costas lejanas, a la cabeza vendrán los barcos de Tarsis trayendo de lejos a tus hijos y, con ellos, su plata y su oro, para la honra del Señor tu Dios, el Santo de Israel, porque él te ha llenado de gloria.


He aquí lo que el Señor ha proclamado hasta los confines de la tierra: «Digan a la hija de Sión: “¡Ahí viene tu Salvador! Trae su premio consigo; su recompensa lo acompaña”».


Miré, pero no hubo quien me ayudara, me asombró que nadie me diera apoyo. Mi propio brazo me dio la victoria; mi propia ira me sostuvo.


«Que se movilicen las naciones y acudan al valle de Josafat, pues allí me sentaré para juzgar a todos los pueblos vecinos.


El Señor será terrible contra ellos, cuando destruya a todos los dioses de la tierra; y así hasta las naciones más remotas se postrarán en adoración ante él, cada cual en su propia tierra.


Jesús se acercó entonces a ellos y dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.


Decía: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».


Les dijo: —Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas noticias a toda criatura.


en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.


Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos.


Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de toda persona, como lo declara mi evangelio.


Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.


¡No! La palabra está muy cerca de ti, la tienes en la boca y en el corazón, para que la obedezcas.


El Señor destrozará a sus enemigos; desde el cielo lanzará truenos contra ellos. El Señor juzgará los confines de la tierra, fortalecerá a su rey y enaltecerá el poder de su ungido».


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