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Isaías 51:13 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

13 ¿Has olvidado al Señor, que te hizo; al que extendió los cielos y afirmó la tierra? ¿Vivirás cada día en terror constante por causa de la furia del opresor que está dispuesto a destruir? Pero ¿dónde está esa furia?

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Biblia Reina Valera 1960

13 Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Sin embargo, has olvidado al Señor, tu Creador, el que extendió el cielo como un dosel y puso los cimientos de la tierra. ¿Vivirás en constante terror de los opresores humanos? ¿Seguirás temiendo el enojo de tus enemigos? ¿Dónde están ahora su furia y su enojo? ¡Han desaparecido!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 ¿Acaso te has olvidado de Yavé, que te creó, que extendió los cielos y que fundó la tierra? Pues te lo pasas siempre asustado al ver la rabia del tirano, que trata, por todos los medios, de destruirte. Pero, ¿dónde está ahora su rabia?

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Y te hayas olvidado de YHVH, tu Hacedor, Que extendió los cielos y cimentó la tierra, Y tiembles continuamente, todos los días, Ante la furia del opresor cuando se apresta a destruir? ¿Dónde ha quedado la furia del opresor?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Olvidabas a Yahveh, que te hizo, que extendió el cielo y fundó la tierra, y siempre temblabas todo el día ante el furor del opresor cuando intentaba perderte. Pero ¿dónde está el furor del opresor?

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Isaías 51:13
56 Referans Kwoze  

Su esposa Zeres y todos sus amigos le dijeron: —Haz que se coloque una horca de cincuenta codos de altura, y por la mañana pídele al rey que cuelgue en ella a Mardoqueo. Así podrás ir contento al banquete con el rey. La sugerencia agradó a Amán y mandó que se colocara la horca.


De modo que colgaron a Amán en la horca que él había mandado levantar para Mardoqueo. Con eso se aplacó la furia del rey.


¿puedes ayudarle a extender los cielos, sólidos como espejo de bronce bruñido?


Él se basta para extender los cielos; somete a su dominio las olas del mar.


Te cubres de luz como con un manto; extiendes los cielos como una cortina.


Pero muy pronto olvidaron sus acciones y no esperaron a conocer sus planes.


La furia del hombre se vuelve tu alabanza, y los que sobrevivan al castigo te harán fiesta.


Por eso, así dice el Señor, el Señor de los Ejércitos: «Pueblo mío que vives en Sión, no tengas temor de Asiria, aunque te golpee con el bastón y contra ti levante una vara, como lo hizo Egipto.


pronunciarás esta sátira contra el rey de Babilonia: ¡Hay que ver cómo terminó el opresor, y cómo acabó su arrogancia!


Deja que los fugitivos de Moab encuentren en ti un refugio; ¡protégelos del destructor!». Cuando la opresión llegue a su fin y la destrucción se acabe, el agresor desaparecerá de la tierra.


Porque te olvidaste del Dios de tu salvación; no te acordaste de la Roca de tu fortaleza. Por eso, aunque siembres las plantas más selectas y plantes vides importadas;


¿Acaso no lo sabían ustedes? ¿No se habían enterado? ¿No se les dijo desde el principio? ¿No lo entendieron desde la fundación del mundo?


Él reina sobre la bóveda de la tierra, cuyos habitantes son como langostas. Él extiende los cielos como un toldo y los despliega como tienda para ser habitada.


Así dice Dios el Señor, el que creó y desplegó los cielos; el que expandió la tierra y todo lo que ella produce; el que da aliento al pueblo que la habita y vida a los que en ella se mueven:


Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío.


«Así dice el Señor, tu Redentor, quien te formó en el seno materno: »Yo soy el Señor, que ha hecho todas las cosas, yo solo desplegué los cielos y expandí la tierra. ¿Quién estaba conmigo?


Yo hice la tierra y sobre ella creé a la humanidad. Mis propias manos extendieron los cielos y di órdenes a todo su ejército.


Porque así dice el Señor, el que creó los cielos; el Dios que formó la tierra, que la hizo y la estableció; que no la creó para dejarla vacía, sino que la formó para ser habitada: «Yo soy el Señor y no hay ningún otro.


Con mi mano afirmé la tierra y con mi derecha desplegué los cielos. Yo pronuncié su nombre y todos ellos aparecieron.


Haré que tus opresores se coman su propia carne y se embriaguen con su propia sangre, como si fuera vino. Toda la humanidad sabrá entonces que yo, el Señor, soy tu Salvador; que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor».


Serás establecida en justicia; lejos de ti estará la opresión. Nada tendrás que temer; el terror se apartará de ti, no se te acercará.


»¿Quién te asustó, quién te metió miedo, que me has engañado? No te acordaste de mí ni me tomaste en cuenta. ¿Será que no me temes porque guardé silencio tanto tiempo?


Dile que tenga cuidado y no pierda la calma; que no desfallezca su corazón ante el enojo ardiente de Rezín y Aram ni ante el hijo de Remalías; que no se descorazone a causa de esos dos tizones humeantes.


Ciertamente tú has quebrado, como en la derrota de Madián, el yugo que los oprimía, la barra que pesaba sobre sus hombros, el bastón de mando que los subyugaba.


¿Acaso una joven se olvida de sus joyas o una novia de su atavío? ¡Pues hace muchísimo tiempo que mi pueblo se olvidó de mí!


El rey Sedequías respondió: —Yo tengo miedo de los judíos que se pasaron al bando de los babilonios, pues me pueden entregar en sus manos para que me torturen.


para huir de los babilonios. Estaban con temor, ya que Ismael, hijo de Netanías, había matado a Guedalías, hijo de Ajicán, a quien el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país.


»Dios hizo la tierra con su poder, afirmó el mundo con su sabiduría, extendió los cielos con su inteligencia.


La porción de Jacob no es como aquellos, porque él es el Creador de todas las cosas, incluso el pueblo de su heredad. Su nombre es el Señor de los Ejércitos.


En cuanto escuchen el sonido de trompetas, flautas, cítaras, liras, arpas, zampoñas y todo tipo de música, más les vale que se inclinen ante la estatua que he mandado hacer y la adoren. De lo contrario, serán lanzados de inmediato a un horno en llamas. ¿Y qué dios podrá librarlos de mis manos?


Pero incluso si no lo hace, queremos que sepa, Su Majestad, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua que usted ha erigido.


Ante la respuesta de Sadrac, Mesac y Abednego, Nabucodonosor se puso muy furioso y cambió su actitud hacia ellos. Mandó entonces que se calentara el horno siete veces más de lo normal,


Al instante, un ángel del Señor lo hirió porque no le había dado la gloria a Dios, y Herodes murió comido por gusanos.


¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el erudito? ¿Dónde el filósofo de esta época? ¿No ha convertido Dios en locura la sabiduría de este mundo?


«¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?».


¡Despreciaste a la Roca que te engendró! ¡Olvidaste al Dios que te dio vida!


cuídate de no olvidarte del Señor, que te sacó de Egipto, la tierra donde eras esclavo.


Pero ten cuidado de no olvidar al Señor tu Dios. No dejes de cumplir sus mandamientos, leyes y estatutos que yo te encargo hoy.


Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella.


Pero la bestia fue capturada junto con el falso profeta. Este es el que hacía señales en presencia de ella, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y adoraban su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego y azufre.


Marcharán a lo largo y a lo ancho de la tierra y rodearán el campamento del pueblo de Dios, la ciudad amada. Pero caerá fuego del cielo y los consumirá por completo.


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