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Isaías 50:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

7 Por cuanto el Señor y Dios me ayuda, no seré humillado. Por eso endurecí mi rostro como el pedernal y sé que no seré avergonzado.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Debido a que el Señor Soberano me ayuda, no seré avergonzado. Por lo tanto, he puesto el rostro como una piedra, decidido a hacer su voluntad. Y sé que no pasaré vergüenza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El Señor Yavé está de mi parte, y por eso no me molestan las ofensas; por eso, puse mi cara dura como piedra. y yo sé que no quedaré frustrado,

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Pero Adonay YHVH me ayudará, por tanto, no estoy abochornado; Por eso he puesto mi rostro como un pedernal, Y sé que no seré avergonzado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pues el Señor Yahveh me ayuda para soportar ultrajes, por eso pongo mi rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado.

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Isaías 50:7
21 Referans Kwoze  

Así dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por debajo de tus pies».


Te presentaré una ofrenda voluntaria y alabaré tu nombre, Señor, porque es bueno;


Por eso, el Señor, el redentor de Abraham, dice así a los descendientes de Jacob: «Jacob ya no será avergonzado ni palidecerá su rostro.


»Este es mi siervo, a quien sostengo, mi escogido, en quien me deleito; sobre él he puesto mi Espíritu y llevará justicia a las naciones.


Pero Israel será salvado por el Señor con salvación eterna. Nunca más ustedes volverán a ser avergonzados ni humillados.


Los reyes te adoptarán como hijo y sus reinas serán tus nodrizas. Se postrarán ante ti rostro en tierra y lamerán el polvo que tú pises. Sabrás entonces que yo soy el Señor y que no quedarán avergonzados los que en mí confían».


Así dice el Señor: «En el momento propicio te responderé y en el día de salvación te ayudaré. Ahora te guardaré y haré de ti un pacto para el pueblo, para que restaures el país y repartas las propiedades asoladas;


¡El Señor y Dios es quien me ayuda! ¿Quién me condenará? Todos ellos se gastarán; como a la ropa, la polilla se los comerá.


»No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no recordarás más la deshonra de tu viudez.


Hoy te he puesto como ciudad fortificada, como columna de hierro y muro de bronce contra todo el país, contra los reyes de Judá, contra sus oficiales y sus sacerdotes y contra el pueblo de la tierra.


Escuchen, pueblos todos; presten atención la tierra y todo lo que hay en ella. Desde su santo templo el Señor, el Señor y Dios, será testigo en contra de ustedes.


Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén.


Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.


A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los que no son judíos.


Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda, no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal?».


Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado,


Pero si alguien sufre por ser cristiano, que no se avergüence, sino que alabe a Dios por llevar el nombre de Cristo.


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