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Isaías 50:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

6 Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que me arrancaban la barba; ante las burlas y los escupitajos no escondí mi rostro.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Les ofrecí la espalda a quienes me golpeaban y las mejillas a quienes me tiraban de la barba; no escondí el rostro de las burlas y los escupitajos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a quienes me tiraban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Ofrecí mis espaldas a los que me azotaban, Y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; No aparté mi rostro de injurias y escupitajos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Mi espalda ofrecí a quienes me azotaban, mis mejillas a quienes me mesaban la barba, no hurté mi rostro a las afrentas ni a los salivazos.

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Isaías 50:6
20 Referans Kwoze  

Entonces los reprendí y los maldije; a algunos de ellos los golpeé, y hasta les arranqué los pelos, y los obligué a jurar por Dios. Les dije: «No permitan que sus hijas se casen con los hijos de ellos, ni se casen ustedes ni sus hijos con las hijas de ellos.


La gente se mofa de mí abiertamente; burlones, me dan de bofetadas, y todos juntos se ponen en mi contra.


Les doy asco y se alejan de mí; no vacilan en escupirme en la cara.


Sobre la espalda me pasaron el arado, abriéndome en ella largos surcos.


Por ti yo he sufrido insultos; mi rostro se ha cubierto de vergüenza.


Soy como un extraño para mis hermanos; soy un extranjero para los hijos de mi madre.


Él fue traspasado por nuestras rebeliones y molido por nuestras iniquidades. Sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz y gracias a sus heridas fuimos sanados.


Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca, como cordero fue llevado al matadero, como oveja que enmudece ante su trasquilador, ni siquiera abrió su boca.


¡Que dé la otra mejilla a quien lo hiera, y quede así cubierto de deshonra!


Ahora, reúne tus tropas, ciudad guerrera, porque nos asedian. Con vara golpearán en la mejilla al gobernante de Israel.


El Señor respondió a Moisés: «Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿no habría durado su humillación siete días? Que sea aislada por siete días fuera del campamento y después de eso será readmitida».


Entonces algunos escupieron su rostro y le dieron puñetazos. Otros lo abofeteaban


Entonces soltó a Barrabás; pero a Jesús lo mandó azotar y lo entregó para que lo crucificaran.


También lo escupían y con la vara golpeaban su cabeza.


Pero yo digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.


Algunos comenzaron a escupirlo y, luego de vendarle sus ojos, le daban puñetazos. —¡Profetiza! —gritaban. Los guardias también lo abofeteaban.


Lo golpeaban en la cabeza con una vara y lo escupían. Doblando la rodilla, le rendían homenaje.


Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada y le dijo: —¿Así contestas al sumo sacerdote?


Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.


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