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Isaías 5:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

9 El Señor de los Ejércitos me ha dicho al oído: «Ciertamente muchas casas quedarán devastadas y no habrá quien habite las grandes mansiones.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Pero yo he oído al Señor de los Ejércitos Celestiales hacer un juramento solemne: «Muchas casas quedarán abandonadas; hasta mansiones hermosas estarán vacías.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 En mis oídos ha resonado la palabra de Yavé de los Ejércitos: 'Han de quedar en ruinas muchas casas grandes y hermosas, y no habrá quien las habite.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 °YHVH Sebaot ha dicho a mis oídos: Sus muchas casas serán arrasadas, sus magníficos palacios quedarán desolados;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 A mis oídos gritó Yahveh Sebaot: sí, muchas casas serán asoladas; grandes y hermosas, pero sin habitantes.

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Isaías 5:9
14 Referans Kwoze  

Así se cumplió la palabra que el Señor había pronunciado por medio de Jeremías. La tierra disfrutó de su descanso sabático todo el tiempo que estuvo desolada, hasta que se cumplieron setenta años.


habitará en lugares desolados, en casas deshabitadas, en casas a punto de derrumbarse.


Nada se libró de su voracidad; por eso no perdurará su bienestar.


El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivirá.


El Señor de los Ejércitos me reveló al oído: «No se te perdonará este pecado hasta el día de tu muerte. Lo digo yo, el Señor, el Señor de los Ejércitos».


En ruinas está la ciudad fortificada; es un sitio sin habitantes, abandonado como el desierto. Allí se echa el ternero, allí pace y deshoja las ramas.


La dejaré desolada y no será podada ni cultivada; le crecerán espinos y cardos. Mandaré que las nubes no derramen lluvia sobre ella».


En verdad, nada hace el Señor y Dios sin antes revelar sus planes a sus siervos los profetas.


Por eso, como oprimen a los pobres y les exigen un impuesto sobre el grano, no vivirán en las casas de piedra labrada que han construido ni beberán del vino de los selectos viñedos que han plantado.


Porque el Señor ha dado la orden: él destruirá en pedazos la casa grande y la casa pequeña hará pedazos.


El rey se enfureció. Mandó su ejército a destruir a los asesinos y a incendiar su ciudad.


Pues bien, la casa de ustedes va a quedar abandonada.


Oigan cómo clama contra ustedes el salario no pagado a los obreros que trabajaron en sus campos. El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor de los Ejércitos.


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