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Isaías 49:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

15 «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 «¡Jamás! ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho? ¿Puede no sentir amor por el niño al que dio a luz? Pero aun si eso fuera posible, yo no los olvidaría a ustedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Pero, ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque alguna lo olvidase, yo nunca me olvidaría de ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 ¿Se olvidará una madre de lo que dio a luz? ¿Dejará de amar al hijo de sus entrañas? Pues aunque éstas lleguen a olvidar, Yo nunca me olvidaré de ti.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 ¿Olvida una mujer a su niño, una madre al hijo de sus entrañas? Pues aunque ellas lo olvidaran, yo no me olvidaría de ti.

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Isaías 49:15
24 Referans Kwoze  

Su propia madre se olvida de ellos; los gusanos se los comen. Nadie vuelve a recordarlos; son desgajados como árboles.


Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos.


Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me acogerá.


¿Se habrá olvidado Dios de sus misericordias y en su enojo ya no quiere tenernos compasión?». Selah


«¿Qué pasa, hijo mío? ¿Qué pasa, hijo de mis entrañas? ¿Qué pasa, fruto de mis promesas?


En verdad, el Señor tendrá compasión de Jacob y elegirá de nuevo a Israel. Los asentará en su propio lugar. Los extranjeros se juntarán con ellos y se unirán a los descendientes de Jacob.


«Recuerda estas cosas, Jacob, porque tú eres mi siervo, Israel. Yo te formé, tú eres mi siervo; Israel, yo no te olvidaré.


Pero Sión dijo: «El Señor me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí».


Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni vacilará mi pacto de paz», dice el Señor, que de ti se compadece.


¿Acaso no es Efraín mi hijo amado? ¿Acaso no es el niño en quien me deleito? Cada vez que lo reprendo, vuelvo a acordarme de él. Por él mi corazón se conmueve; por él siento mucha compasión», afirma el Señor.


Israel y Judá no han sido abandonados por su Dios, el Señor de los Ejércitos, aunque su tierra está llena de culpa, delante del Santo de Israel.


Con sus manos, mujeres compasivas cocinaron a sus propios hijos, y esos niños fueron su alimento cuando mi pueblo fue destruido.


Hasta los chacales ofrecen el pecho y dan leche a sus cachorros, pero mi pueblo ya no tiene sentimientos; ¡es como los avestruces del desierto!


«Desde que Israel era niño, yo lo amé. De Egipto llamé a mi hijo,


y tendrán que comerse la carne de sus hijos y de sus hijas.


«El día que yo actúe ellos serán mi propiedad exclusiva —dice el Señor de los Ejércitos—. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve.


Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le pidan!


son insensatos, desleales, insensibles, despiadados.


Por amor a su gran nombre, el Señor no rechazará a su pueblo; de hecho, él se ha dignado hacerlos a ustedes su propio pueblo.


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