Isaías 48:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022
20 ¡Salgan de Babilonia! ¡Huyan de los babilonios! Anuncien esto con gritos de alegría y háganlo saber. Publíquenlo hasta en los confines de la tierra; digan: «El Señor ha redimido a su siervo Jacob».
20 Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría, publicadlo, llevadlo hasta lo postrero de la tierra; decid: Redimió Jehová a Jacob su siervo.
20 Sin embargo, incluso ahora, ¡sean libres de su cautiverio! Salgan de Babilonia y de los babilonios. ¡Canten este mensaje! Grítenlo hasta los extremos de la tierra. El Señor ha redimido a sus siervos: a los del pueblo de Israel.
20 ¡Salgan de Babilonia! ¡Huyan del país de los caldeos! Griten esto alegremente, anúncienlo y transmítanlo hasta el último rincón del mundo. Digan: 'Yavé ha salvado a su servidor Jacob.
20 ¡Salid de Babilonia, huid de los caldeos! ¡Anunciad con voz de júbilo, y proclamadlo, Publicadlo hasta los confines de la tierra! Decid: ¡YHVH ha redimido a su siervo Jacob!
20 ¡Salid de Babel! ¡Huid de Caldea! Con voz jubilosa anunciad, proclamad esto, hacedlo llegar al confín de la tierra, decid: 'Redimió Yahveh a su siervo Jacob'.
¿Y qué nación se puede comparar con tu pueblo Israel? Es la única nación en la tierra que tú has redimido para hacerla tu propio pueblo y para dar a conocer tu nombre. Hiciste grandes y asombrosas maravillas cuando al paso de tu pueblo, al cual redimiste de Egipto, expulsaste a las naciones y a sus dioses.
La siguiente es la lista de la gente de la provincia, es decir, de aquellos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos y a quienes se les permitió regresar a Jerusalén y a Judá. Cada uno volvió a su propia ciudad
Canten al Señor un cántico nuevo, ustedes, que descienden al mar y todo lo que hay en él; canten su alabanza desde los confines de la tierra, ustedes, costas lejanas y sus habitantes.
Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío.
Ustedes, los cielos, ¡griten de alegría! Tierra, ¡regocíjate! Montañas, ¡prorrumpan en canciones! Porque el Señor consuela a su pueblo y tiene compasión de sus pobres.
«No es gran cosa que seas mi siervo, ni que restaures a las tribus de Jacob, ni que hagas volver a los de Israel, a quienes he preservado. Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra».
Ustedes, que transportan los utensilios del Señor, ¡pónganse en marcha, salgan de allí! ¡Salgan de en medio de ella, purifíquense! ¡No toquen nada impuro!
He aquí lo que el Señor ha proclamado hasta los confines de la tierra: «Digan a la hija de Sión: “¡Ahí viene tu Salvador! Trae su premio consigo; su recompensa lo acompaña”».
Si ellos se angustiaban, él también se angustiaba; el ángel de su presencia los salvó. En su amor y misericordia los rescató; los levantó y los llevó en los tiempos de antaño.
»Naciones, escuchen la palabra del Señor, y anuncien en las costas más lejanas: “El que dispersó a Israel, lo reunirá; lo cuidará como un pastor a su rebaño”.
«¡Anuncien y proclamen entre las naciones! ¡Proclámenlo, levanten un estandarte! No oculten nada, sino digan: “¡Babilonia será conquistada! ¡Bel quedará en vergüenza! ¡Marduc quedará aterrado! ¡Sus imágenes quedan humilladas y sus ídolos, aterrados!”.
Se oye la voz de los fugitivos, de los que escaparon de Babilonia; vienen a anunciar en Sión la venganza del Señor nuestro Dios, la venganza por su Templo.
Entonces el cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, lanzarán gritos de júbilo contra Babilonia, porque del norte vendrán sus destructores», afirma el Señor.
»¡Huyan de Babilonia! ¡Sálvese quien pueda! No perezcan por causa de su iniquidad. Porque ha llegado la hora de que el Señor tome venganza; ¡él le dará su merecido!
»¡Alégrate, oh cielo, por lo que le ha sucedido! ¡Alégrense también ustedes, creyentes, apóstoles y profetas!, porque Dios, al juzgarla, les ha hecho justicia».