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Isaías 47:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

14 ¡Míralos! Son como la paja y el fuego los consumirá. Ni a sí mismos pueden salvarse del poder de las llamas. Aquí no hay brasas para calentarse ni fuego para sentarse ante él.

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Biblia Reina Valera 1960

14 He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Pero ellos son como la paja que arde en el fuego; no pueden salvarse a sí mismos de las llamas. No recibirás ninguna ayuda de ellos; su chimenea no es lugar para sentarse y calentarse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Serán todos como paja que devora el fuego, ninguno de ellos podrá salvarse de las llamas, -y no serán brasas para el pan, o brasero para calentarse-.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 He aquí, serán como paja, y el fuego los consumirá, No podrán librar su vida del poder de unas llamas, Que no son precisamente brasas para calentarse, Ni lumbre ante el cual uno puede sentarse.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Mira: son como estopa, el fuego los consume; no salvarán su vida del poder de la llama. No son brasas para calentarse, lumbre ante la cual sentarse.

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Isaías 47:14
21 Referans Kwoze  

Fue así como el pueblo se esparció por todo Egipto para recoger hierba seca y usarla en lugar de paja.


La Luz de Israel se convertirá en fuego; su Santo se volverá una llama. En un solo día quemará sus espinos y consumirá sus zarzas.


Quedará hecha pedazos, hecha añicos sin piedad, como vasija de barro: ni uno solo de sus pedazos servirá para sacar brasas del fuego ni agua de una cisterna».


Los pecadores están aterrados en Sión; el temblor atrapa a los impíos: «¿Quién de nosotros puede habitar en el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros puede habitar en la hoguera eterna?».


Escasamente han sido plantados, apenas han sido sembrados, apenas echan raíces en la tierra, cuando él sopla sobre ellos, se marchitan y el huracán los arrasa como paja.


»¿Quién despertó al que viene del oriente y lo llamó en justicia a su servicio? Pone a las naciones en sus manos; ante él los reyes se rinden. Con su espada los vuelve polvo, con su arco los dispersa como paja.


La mitad de la madera la quema en el fuego, sobre esa mitad prepara su comida; asa la carne y se sacia. También se calienta y dice: «¡Ah! Ya voy entrando en calor, mientras contemplo las llamas».


Por eso, así como las lenguas de fuego devoran la paja y el pasto seco se consume en las llamas, su raíz se pudrirá y, como el polvo, se disipará su flor. Porque han rechazado la Ley del Señor de los Ejércitos y han desdeñado la palabra del Santo de Israel.


Dejaron de combatir los guerreros de Babilonia; se escondieron en las fortalezas. Sus fuerzas se agotaron; se volvieron unos cobardes. Sus moradas fueron incendiadas y destrozados sus cerrojos.


Los cruces de los ríos han sido ocupados e incendiados los pantanos; llenos de pánico quedaron los guerreros».


Así dice el Señor de los Ejércitos: «Los anchos muros de Babilonia serán derribados por completo; sus imponentes puertas serán incendiadas. Los pueblos se agotan en vano, y las naciones se fatigan por lo que se desvanece como el humo».


Voy a enfrentarme a ellos; ¡se han librado de un fuego, pero serán consumidos por otro! Cuando me enfrente a ellos, ustedes sabrán que yo soy el Señor.


Al saltar sobre las cumbres de los montes, producen un estruendo como el de carros de guerra, como el crepitar del fuego al consumir la hojarasca. ¡Son como un ejército poderoso en formación de batalla!


Los descendientes de Jacob serán fuego y los de José, llama; pero la casa real de Esaú será paja: le pondrán fuego y la consumirán de tal forma que no quedará sobreviviente entre los descendientes de Esaú». El Señor lo ha dicho.


Serán consumidos como paja seca, como espinos enmarañados, como borrachos ahogados en vino.


»Miren, ya viene el día, ardiente como un horno. Todos los soberbios y todos los malvados serán como paja; ese día les prenderá fuego hasta dejarlos sin raíz ni rama —dice el Señor de los Ejércitos—.


No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.


¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?


Entonces un ángel poderoso levantó una piedra del tamaño de una gran rueda de molino y la arrojó al mar diciendo: «Así también tú, Babilonia, gran ciudad, serás derribada con la misma violencia y desaparecerás de la faz de la tierra.


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