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Isaías 41:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

17 »Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran; la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 »Cuando los pobres y los necesitados busquen agua y no la encuentren, y tengan la lengua reseca por la sed, entonces yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, nunca los abandonaré.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Los pobres y los humildes buscan agua pero no la encuentran, y se les seca la lengua de sed. Pero yo, Yavé, los escucho; yo, Dios de Israel, no los abandonaré.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Los pobres y menesterosos buscan agua, y no la hay, Su lengua está reseca de sed. Yo, YHVH, les responderé; Yo, el Dios de Israel, no los desampararé.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Los pobres, los necesitados buscan agua y no la hay, su lengua por la sed está reseca. Yo, Yahveh, los atenderé;

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Isaías 41:17
44 Referans Kwoze  

Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido».


Entonces la palabra del Señor vino a él con este mensaje:


Señor, Dios de Israel, ¡confirma ahora la promesa que hiciste a tu siervo David!


Se ha secado mi vigor como la arcilla; la lengua se me pega al paladar. Me has hundido en el polvo de la muerte.


Este pobre clamó, el Señor lo oyó y lo libró de todas sus angustias.


Fui joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto al justo en el abandono ni que sus hijos mendiguen pan.


Tengo sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?


Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás».


Que no vuelva humillado el oprimido; que alaben tu nombre el pobre y el necesitado.


El Señor no rechazará a su pueblo; no dejará a su herencia en el abandono.


Pero los israelitas estaban sedientos, y murmuraron contra Moisés. —¿Para qué nos sacaste de Egipto? —reclamaban—. ¿Solo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?


que yo estaré esperándote junto a la roca que está en Horeb. Dale un golpe a la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo. Así lo hizo Moisés, a la vista de los jefes de Israel.


Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no llorarás más. ¡El Dios de piedad se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá.


Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré y no los abandonaré.


Me honran los animales salvajes, los chacales y los avestruces; yo hago brotar agua en el desierto, ríos en lugares desolados, para dar de beber a mi pueblo escogido,


que regaré con agua la tierra sedienta y con arroyos el suelo seco; derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia y mi bendición sobre tus vástagos,


Cuando los guio a través de los desiertos, no tuvieron sed; hizo que de la roca brotara agua para ellos; partió la roca, y manaron las aguas.


No tendrán hambre ni sed, no los abatirá el sol ni el calor, porque los guiará quien les tiene compasión y los conducirá junto a manantiales.


«¡Vengan a las aguas todos los que tengan sed! ¡Vengan a comprar y a comer los que no tengan dinero! Vengan, compren vino y leche sin pago alguno.


El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.


El Espíritu del Señor y Dios está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar libertad a los cautivos y la liberación de los prisioneros,


Serán llamados «Pueblo santo», «Redimidos del Señor»; y tú serás llamada «Ciudad anhelada», «Ciudad no abandonada».


Por eso, así dice el Señor y Dios: «Mis siervos comerán, pero ustedes pasarán hambre; mis siervos beberán, pero ustedes sufrirán de sed; mis siervos se alegrarán, pero ustedes serán avergonzados.


Antes que me llamen, yo les responderé; todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado.


Fue mi mano la que hizo todas estas cosas; fue así como llegaron a existir», afirma el Señor. «Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra.


Daré de beber a los sedientos y saciaré a los que estén agotados».


Tanta es la sed que tienen los niños que la lengua se les pega al paladar. Piden pan los pequeñuelos, pero nadie se lo da.


Allí me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la región oriental, descienden hasta el Arabá y van a dar al mar Muerto. Cuando desembocan en ese mar, las aguas se vuelven dulces.


«Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.


Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.


Así que alzó la voz y lo llamó: “Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego”.


pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente presumiré más bien de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.


También me dijo: «Ya todo está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed le daré a beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida.


El Espíritu y la novia dicen: «¡Ven!»; y el que escuche diga: «¡Ven!». El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.


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