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Isaías 37:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

23 ¿A quién has insultado? ¿Contra quién has blasfemado? ¿Contra quién has alzado la voz y levantado los ojos con orgullo? ¡Contra el Santo de Israel!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 ¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 »”¿A quién has estado desafiando y ridiculizando? ¿Contra quién levantaste la voz? ¿A quién miraste con ojos tan arrogantes? ¡Fue al Santo de Israel!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 ¿A quién has insultado con tus blasfemias? ¿A quién le has levantado la voz y lo has mirado con orgullo? Al Santo de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 ¿A quién has provocado y vituperado? ¿Contra quién has alzado la voz y levantado tus ojos con altivez? ¡Contra el Santo de Israel!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 ¿A quién has escarnecido y ultrajado? ¿Contra quién elevaste la voz y alzaste, insolente, los ojos? ¡Contra el Santo de Israel!

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Isaías 37:23
42 Referans Kwoze  

¿A quién has insultado? ¿Contra quién has blasfemado? ¿Contra quién has alzado la voz y levantado los ojos con orgullo? ¡Contra el Santo de Israel!


Tal vez el Señor tu Dios oiga todas las palabras del comandante en jefe, a quien su señor, el rey de Asiria, envió para insultar al Dios viviente. ¡Que el Señor tu Dios lo castigue por las palabras que ha oído! Eleva, pues, una oración por el remanente del pueblo que aún sobrevive”».


Además, Senaquerib escribió cartas en la que insultaba al Señor, Dios de Israel, en estos términos: «Así como los dioses de otras naciones no han podido librarlas de mi mano, tampoco ese dios de Ezequías podrá librar de mi mano a su pueblo».


por las burlas de los que me insultan y me ofenden, por culpa del enemigo que está presto a la venganza.


Con la boca increpan al cielo y su lengua se pasea por la tierra.


¿Hasta cuándo, Dios, te insultará el adversario? ¿Por siempre ofenderá tu nombre el enemigo?


Recuerda, Señor, que tu enemigo te insulta y que un pueblo insensato ofende tu nombre.


No pases por alto el griterío de tus adversarios, el creciente tumulto de tus enemigos.


¿Quién, Señor, se te compara entre los dioses? ¿Quién se te compara en grandeza y santidad? Tú, Hacedor de maravillas, nos impresionas con tus portentos.


—¿Y quién es el Señor —respondió el faraón—, para que yo le obedezca y deje ir a Israel? ¡Ni conozco al Señor ni voy a dejar que Israel se vaya!


Tú, sin embargo, sigues enfrentándote a mi pueblo y no quieres dejarlo ir.


Hay quienes se creen muy importantes y a todos miran con desdén.


Cuando el Señor termine lo que va a hacer contra el monte Sión y contra Jerusalén, él dirá: «Castigaré el fruto del orgulloso corazón del rey de Asiria y la arrogancia de sus ojos.


La Luz de Israel se convertirá en fuego; su Santo se volverá una llama. En un solo día quemará sus espinos y consumirá sus zarzas.


En aquel día ni el remanente de Israel ni los sobrevivientes del pueblo de Jacob volverán a apoyarse en quien los hirió de muerte, sino que su apoyo verdadero será el Señor, el Santo de Israel.


¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión, pues es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!».


En aquel día buscará el pueblo a su Hacedor; fijará la mirada en el Santo de Israel.


Los ojos del altivo serán humillados y la arrogancia humana será doblegada. En aquel día solo el Señor será exaltado.


Tal vez el Señor tu Dios oiga las palabras del comandante en jefe, a quien su señor, el rey de Asiria, envió para insultar al Dios viviente. ¡Que el Señor tu Dios lo castigue por las palabras que ha oído! Eleva, pues, una oración por el remanente del pueblo que aún sobrevive”».


No temas, gusano Jacob, pequeño Israel, porque yo mismo te ayudaré», afirma el Señor, ¡el Santo de Israel, tu Redentor!


Las lanzarás al aire y se las llevará el viento; un vendaval las dispersará. Pero tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.


Así dice el Señor, su Redentor, el Santo de Israel: «Por ustedes enviaré gente a Babilonia; abatiré a todos como fugitivos. En los barcos que eran su orgullo, abatiré a los babilonios.


Yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador; yo he entregado a Egipto como precio por tu rescate, a Cus y a Seba en tu lugar.


El pueblo será humillado, la humanidad, doblegada y abatidos los ojos altivos.


¡Ay de los que se consideran sabios, de los que se creen inteligentes!


Moab será destruida como nación, porque ha desafiado al Señor.


«Hijo de hombre, adviértele al rey de Tiro que así dice el Señor y Dios: »“Tu corazón se llenó de arrogancia y dijiste: ‘Yo soy un dios. Me encuentro en el corazón de los mares sentado en el trono de un dios’. ¡Pero tú eres un simple mortal, no un dios, aunque crees ser tan sabio como un dios!


Aun así, en presencia de tus verdugos, ¿te atreverás a decir: Soy un dios? ¡Pues en manos de tus asesinos no serás un dios, sino un simple mortal!


Me has desafiado con arrogancia y has multiplicado tus palabras contra mí; yo te he escuchado.


»”Daré a conocer mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel. Ya no permitiré que mi santo nombre sea profanado; las naciones sabrán que yo soy el Señor, el Santo de Israel.


Hablará en contra del Altísimo y oprimirá a sus santos; tratará de cambiar las fechas importantes y también las leyes, y los santos quedarán bajo su poder por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo.


Y creció hasta pretender ser tan grande como el comandante del ejército del Señor. Por su causa, se eliminó el sacrificio diario y se derribó el santuario.


Este se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de dios o es objeto de adoración, hasta el punto de adueñarse del templo de Dios y pretender ser Dios.


David preguntó a los que estaban con él: —¿Qué dicen que darán a quien mate a ese filisteo y salve así el honor de Israel? ¿Quién es este filisteo incircunciso, que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?


Si este siervo suyo ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer con ese filisteo incircunciso, porque está desafiando al ejército del Dios viviente.


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