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Isaías 35:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

9 No habrá allí ningún león, ni bestia feroz que por él pase; ¡allí no se les encontrará! ¡Por allí pasarán solamente los redimidos!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Los leones no acecharán por esa ruta, ni ninguna otra bestia feroz. No habrá ningún otro peligro; solo los redimidos andarán por ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 no habrá allí ningún león, y la fiera salvaje no se acercará a él. Por este camino marcharán los rescatados

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni será allí hallada, Para que caminen los redimidos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 No habrá allí leones, no se encontrarán bestias feroces. Los redimidos la recorrerán,

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Isaías 35:9
23 Referans Kwoze  

Que lo digan los redimidos del Señor, a quienes redimió del poder del adversario,


Por tu gran amor guías al pueblo que has rescatado; por tu fuerza los llevas a tu santa morada.


Con justicia Sión será redimida y con rectitud, los que se arrepientan.


Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Este es el camino; síguelo».


Esta es la profecía sobre los animales del Néguev: Por tierra de dificultades y angustias, de leones y leonas, de serpientes veloces y venenosas, llevan ellos a lomo de burro las riquezas de esa nación inútil, y sus tesoros, a lomo de camello.


¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados.


Su rugido es el de una leona, como el de los leoncillos: gruñe y atrapa la presa, y se la lleva sin que nadie se la arrebate.


¿No fuiste tú el que secó el mar, esas aguas del gran abismo? ¿El que en las profundidades del mar hizo un camino para que por él pasaran los redimidos?


¡Pasen, pasen por las puertas! ¡Preparen el camino para el pueblo! ¡Construyan, construyan la carretera! ¡Quítenle todas las piedras! ¡Desplieguen sobre los pueblos la bandera!


Serán llamados «Pueblo santo», «Redimidos del Señor»; y tú serás llamada «Ciudad anhelada», «Ciudad no abandonada».


¡Ya tengo planeado el día de la venganza! ¡El año de mi redención ha llegado!


El lobo y el cordero pacerán juntos; el león comerá paja como el buey y la serpiente se alimentará de polvo. En todo mi monte santo no habrá quien haga daño ni destruya», dice el Señor.


»”No temas, Jacob, siervo mío; no te asustes, Israel”, afirma el Señor. “A ti, Jacob, te libraré de ese país lejano; a tus descendientes los libraré del exilio. Volverás a vivir en paz y seguridad y ya nadie te infundirá temor.


»”Estableceré con ellos un pacto de paz: haré desaparecer del país a las bestias feroces, para que mis ovejas puedan vivir en el desierto y dormir en los bosques con seguridad.


Los árboles del campo darán su fruto, la tierra entregará sus cosechas y ellas vivirán seguras en su propia tierra. Y, cuando yo haga pedazos su yugo y las libere de sus tiranos, entonces sabrán que yo soy el Señor.


En aquel día haré un pacto en favor de ellos con los animales del campo, con las aves de los cielos y con los reptiles de la tierra. Eliminaré del país arcos, espadas y guerra, para que todos duerman seguros.


»Yo traeré paz al país y ustedes podrán dormir sin ningún temor. Quitaré de la tierra las bestias salvajes y no habrá guerra en su territorio.


Cristo nos rescató de la maldición de la Ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero».


Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata,


Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación.


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