Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Isaías 35:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

4 digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos».

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes y no teman, porque su Dios viene para destruir a sus enemigos; viene para salvarlos».

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Díganles a los que están asustados: 'Calma, no tengan miedo, porque ya viene su Dios a vengarse, a darles a ellos su merecido; El mismo viene a salvarlos a ustedes.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

4 Decid a los de corazón apocado: ¡Esforzaos, no temáis! He aquí vuestro Dios viene con retribución: La venganza es de ’Elohim; Él mismo vendrá y os salvará.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Decid a los cobardes de corazón: 'Sed fuertes, no temáis; mirad a vuestro Dios, llega la venganza, la represalia de Dios; él viene a salvaros'.

Gade chapit la Kopi




Isaías 35:4
52 Referans Kwoze  

Además, David dijo a su hijo Salomón: «¡Sé fuerte y valiente, y pon manos a la obra! No tengas miedo ni te desanimes, porque Dios el Señor, mi Dios, estará contigo. No te dejará ni te abandonará hasta que hayas terminado toda la obra del templo del Señor.


En mi angustia llegué a decir: «Todos son unos mentirosos».


Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva.


Nuestro Dios viene, pero no en silencio; lo precede un fuego que todo lo destruye y a su alrededor ruge la tormenta.


Señor, Dios de las venganzas; Dios de las venganzas, ¡resplandece!


Por eso, afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos, el Poderoso de Israel: «Me desquitaré de mis adversarios, me vengaré de mis enemigos.


En aquel día se dirá: «¡Sí, este es nuestro Dios; en él confiamos y él nos salvó! ¡Este es el Señor, en él hemos confiado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación!».


Por eso dice el Señor y Dios: «Miren, yo pongo en Sión una piedra probada, piedra angular y preciosa para un cimiento firme; el que crea no se tambaleará.


Como aves que revolotean sobre el nido, así también el Señor de los Ejércitos protegerá a Jerusalén; la protegerá y la librará, pasará sobre ella y la rescatará».


La mente impulsiva comprenderá y entenderá, la lengua tartamuda hablará con fluidez y claridad.


Porque el Señor es nuestro juez; el Señor es nuestro legislador; el Señor es nuestro rey: ¡Él nos salvará!


Porque el Señor celebra un día de venganza, un año de retribución para defender la causa de Sión.


Ahora, pues, Señor y Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que solo tú, Señor, eres Dios».


este les dijo: «Díganle a su señor que así dice el Señor: “No temas por las blasfemias que has oído y que han pronunciado contra mí los subalternos del rey de Asiria.


Hablen con ternura a Jerusalén y anúncienle que ya ha cumplido servicio obligatorio, que ya ha pagado por su iniquidad, que ya ha recibido de la mano del Señor el doble por todos sus pecados.


Así dice el Señor, el que te hizo, el que te formó en el seno materno y te brinda su ayuda: “No temas, Jacob, mi siervo, Jesurún, a quien he escogido,


Tu desnudez quedará al descubierto; quedará expuesta tu vergüenza. Voy a tomar venganza y a nadie perdonaré».


Pero así dice el Señor: «Sí, al guerrero se le arrebatará el cautivo y del tirano se rescatará el botín; contenderé con los que contiendan contigo y yo mismo salvaré a tus hijos.


Y respondí: «En vano he trabajado; he gastado mis fuerzas sin provecho alguno. Pero mi justicia está en manos del Señor; mi recompensa está con mi Dios».


Les pagará según sus obras; a las costas lejanas les dará su merecido: furor para sus adversarios y retribución para sus enemigos.


a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo


¡Ya tengo planeado el día de la venganza! ¡El año de mi redención ha llegado!


¡Ya viene el Señor con fuego! ¡Sus carros de combate son como un torbellino! Descargará su enojo con furor, y su reprensión con llamas de fuego.


Dile que tenga cuidado y no pierda la calma; que no desfallezca su corazón ante el enojo ardiente de Rezín y Aram ni ante el hijo de Remalías; que no se descorazone a causa de esos dos tizones humeantes.


»Una vez más, el de aspecto humano me tocó y me infundió fuerzas.


Dijo: “No temas, eres muy apreciado. ¡La paz sea contigo! ¡Sé fuerte, sé fuerte!”. »Mientras él me hablaba, yo fui fortaleciéndome y dije: “¡Habla, mi señor!, porque me has fortalecido”.


En cambio, mostraré mi amor al pueblo de Judá y la salvaré; pero no por medio de arco, ni de espada, ni de batallas, ni tampoco por medio de caballos y jinetes, sino por medio del Señor su Dios».


Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá.


Pues ahora, ¡ánimo, Zorobabel!”, afirma el Señor. “¡Sé fuerte, Josué, hijo de Josadac! ¡Tú eres el sumo sacerdote! ¡Sé fuerte, pueblo de esta tierra!”, afirma el Señor. “¡Manos a la obra, que yo estoy con ustedes!”, afirma el Señor de los Ejércitos.


«Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su Templo el Señor a quien ustedes buscan; vendrá el mensajero del pacto, a quien ustedes desean» —dice el Señor de los Ejércitos.


Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque se acerca su redención.


Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor.


Hermanos, también rogamos que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos.


Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús.


también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Aparecerá por segunda vez ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.


¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén.


No tengas miedo de lo que estás por sufrir. Te advierto que el diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel para ponerlos a prueba y sufrirán aflicciones durante diez días. Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida.


El que da testimonio de estas cosas dice: «Sí, vengo pronto». Amén. ¡Ven, Señor Jesús!


«No tengas miedo —dijo—, que mi padre no podrá atraparte. Tú vas a ser el rey de Israel y yo seré el segundo al mando. Esto, hasta mi padre lo sabe».


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite