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Isaías 31:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 ¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, de los que se apoyan en caballos, de los que confían en la multitud de sus carros de guerra y en la gran fuerza de sus jinetes, pero no toman en cuenta al Santo de Israel ni buscan al Señor!

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Biblia Reina Valera 1960

1 ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Qué aflicción les espera a los que buscan ayuda en Egipto, al confiar en sus caballos, en sus carros de guerra y en sus conductores; y al depender de la fuerza de ejércitos humanos en lugar de buscar ayuda en el Señor, el Santo de Israel!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¡Pobres de aquellos que bajan a Egipto, por si acaso consiguen ayuda! Pues confían en la caballería, en los carros de guerra, que son numerosos, y en los jinetes, porque son valientes. ¿Por qué no hicieron caso del Santo de Israel y no consultaron a Yavé?

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Ay de los que bajan a Egipto por socorro, Y confían en caballos y confían en carros, porque son muchos, Y en jinetes, porque son fuertes, Y no se fijan en el Santo de Israel, Y no consultan a YHVH!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Ay de los que bajan a Egipto por ayuda y buscan apoyo en su caballería! Confían en los carros, que son muchos; en los jinetes, que son muy numerosos, y no miran al Santo de Israel, a Yahveh no consultan.

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Isaías 31:1
39 Referans Kwoze  

Los egipcios llevaron a José su ganado, es decir, sus caballos, vacas, ovejas y asnos. A cambio de ellos, José les dio alimento durante todo ese año.


En esa ocasión el vidente Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo: «Por cuanto pusiste tu confianza en el rey de Aram en vez de confiar en el Señor tu Dios, el ejército arameo se te ha escapado de las manos.


El Señor recorre con su mirada toda la tierra y está listo para ayudar a quienes le son fieles. De ahora en adelante tendrás guerras, pues actuaste como un necio».


¿Pondrás tu confianza en su tremenda fuerza? ¿Echarás sobre sus lomos tu pesado trabajo?


Estos confían en sus carros de guerra, aquellos confían en sus corceles, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios.


La Luz de Israel se convertirá en fuego; su Santo se volverá una llama. En un solo día quemará sus espinos y consumirá sus zarzas.


Su tierra está llena de plata y oro, y sus tesoros son incalculables. En su tierra abundan los caballos y sus carros de guerra son incontables.


Y los que confían en Cus y se enorgullecen de Egipto quedarán desanimados y avergonzados.


Entre los dos muros construyeron un depósito para las aguas del estanque antiguo pero no se fijaron en quien lo hizo ni consideraron al que hace tiempo lo planeó.


Se resisten y dicen: “Huiremos a caballo”. ¡Por eso, así tendrán que huir! Dicen: “Cabalgaremos sobre caballos veloces”. ¡Por eso, veloces serán sus perseguidores!


Mira, tú confías en Egipto, ¡ese bastón de caña astillada, que traspasa la mano y hiere al que se apoya en él! Porque eso es el faraón, el rey de Egipto, para todos los que en él confían.


¿Cómo podrás resistir el ataque de uno solo de los funcionarios más insignificantes de mi señor, si confías en obtener de Egipto carros de combate y jinetes?


Yo soy el Señor, su Santo; soy su Rey, el Creador de Israel».


En sus banquetes hay arpas, liras, panderos, flautas y vino; pero no se fijan en los hechos del Señor ni tienen en cuenta las obras de sus manos.


Acudiste a Moloc y le llevaste aceite de oliva, y multiplicaste tus perfumes. Enviaste muy lejos a tus embajadores; ¡hasta los dominios de la muerte los hiciste bajar!


Nadie invoca tu nombre ni se esfuerza por aferrarse a ti. Pues nos has dado la espalda y nos has entregado en poder de nuestras iniquidades.


Los arameos en el este y los filisteos en el oeste se comieron a Israel de un solo bocado. A pesar de todo esto, la ira de Dios no se ha aplacado; su mano aún sigue extendida.


Pero el pueblo no volvió al que lo ha castigado; no ha buscado al Señor de los Ejércitos.


Así dice el Señor: «¡Maldito aquel que confía en los hombres, que se apoya en fuerzas humanas y aparta su corazón del Señor!


«Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.


«Así dice el Señor, el Dios de Israel: “Díganle al rey de Judá que los mandó a consultarme: ‘El ejército del faraón, que salió para apoyarlos, se volverá a Egipto.


sino que nos iremos a Egipto donde no veremos la guerra, ni escucharemos el sonido de la trompeta, ni pasaremos hambre y allí viviremos»,


Sin embargo, este príncipe se rebeló contra el rey de Babilonia y envió mensajeros a Egipto para conseguir caballos y un numeroso ejército. ¿Y tendrá éxito y podrá escapar el que se atreva a hacer esto? ¿Acaso podrá violar el pacto y salir con vida?


El pueblo de Israel no confiará más en Egipto. Al contrario, será Egipto quien les sirva para recordar el pecado que cometieron los israelitas al seguirlo. Así sabrán que yo soy el Señor y Dios”».


»”Señor y Dios nuestro, todo este desastre nos ha sobrevenido, tal y como está escrito en la Ley de Moisés, y ni aun así hemos buscado tu favor. No nos hemos apartado de nuestros pecados ni hemos prestado atención a tu verdad.


»No volverá a tierra de Egipto y Asiria reinará sobre ellos, porque no quisieron volverse a mí.


Pero no daré rienda suelta a mi ira ni volveré a destruir a Efraín. Porque yo soy Dios y no hombre, el Santo está entre ustedes; y no iré contra sus ciudades».


Asiria no podrá salvarnos; no montaremos caballos de guerra. Nunca más llamaremos “dios nuestro” a cosas hechas por nuestras manos, pues en ti el huérfano halla compasión».


Todos ellos arden como un horno y devoran a sus gobernantes. Caen todos sus reyes, pero ninguno de ellos me invoca.


¿No eres tú, Señor, desde la eternidad? ¡Tú, mi Dios, mi santo, no morirás! Tú, Señor, los has puesto para hacer justicia; tú, mi Roca, los has puesto para ejecutar tu castigo.


Dios viene desde Temán; el Santo, desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubre el cielo y su alabanza llena la tierra.


Juntos serán como guerreros que combaten sobre el lodo de las calles, que luchan contra jinetes y los derriban porque el Señor está con ellos.


El rey no deberá adquirir gran cantidad de caballos ni hacer que el pueblo vuelva a Egipto con el pretexto de aumentar su caballería, pues el Señor te ha dicho: «No vuelvas más por ese camino».


Cuando salgas a pelear contra tus enemigos y veas un ejército superior al tuyo, con muchos caballos y carros de guerra, no les temas porque el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, estará contigo.


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