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Isaías 29:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

9 Pierdan el juicio, quédense pasmados, pierdan la vista, quédense ciegos; embriáguense, pero no con vino; tambaléense, pero no por la cerveza.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¿Estás asombrado y escéptico? ¿No lo crees? Entonces adelante, sé ciego. Eres necio, pero no por culpa del vino; te tambaleas, ¡pero no por causa del licor!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Embrutézcanse y pónganse tontos, anden ciegos, sin vista, quédense ebrios, pero no por el vino, maréense, pero no por el licor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¡Asombraos y quedad atónitos! ¡Deslumbraos y quedad ciegos! ¡Embriagaos, y no de vino! ¡Tambaleaos, y no por el licor!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Espantaos y quedad espantados, ofuscaos y quedad ofuscados, embriagaos y no de vino, tambaleaos y no de licor;

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Isaías 29:9
25 Referans Kwoze  

¡Oigan, cielos! ¡Escucha, tierra! Porque el Señor ha hablado: «Yo crie hijos y los hice crecer, pero ellos se rebelaron contra mí.


El Señor ha infundido en ellos un espíritu de desconcierto. En todo lo que hace Egipto le han hecho perder el rumbo. Como un borracho en su vómito, Egipto se tambalea.


¡Ay, Ariel, Ariel, ciudad donde acampó David! Añadan a un año otro año más y que prosiga el ciclo de las fiestas.


El Señor ha derramado sobre ustedes un espíritu de profundo sueño; a los profetas les tapó los ojos, a los visionarios les cubrió la cabeza.


Haré que tus opresores se coman su propia carne y se embriaguen con su propia sangre, como si fuera vino. Toda la humanidad sabrá entonces que yo, el Señor, soy tu Salvador; que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor».


¡Despierta, Jerusalén, despierta! Levántate, tú, que de la mano del Señor has bebido la copa de su furia; tú, que has bebido hasta el fondo la copa que entorpece a los hombres.


Ciegos están todos los guardianes de Israel; ninguno de ellos sabe nada. Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar. Se acuestan y desvarían; les encanta dormitar.


Haz insensible el corazón de este pueblo; endurece sus oídos y cierra sus ojos, no sea que vea con sus ojos, oiga con sus oídos y entienda con su corazón, se convierta y sea sanado».


En mi enojo pisoteé a los pueblos y los embriagué con la copa de mi ira; hice correr su sangre sobre la tierra».


entonces responderás que así dice el Señor: “Haré que queden completamente borrachos todos los habitantes de este país: a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén.


¡Espántense, cielos, ante esto! ¡Tiemblen y queden horrorizados!», afirma el Señor.


En cuanto a los profetas: Mi corazón está quebrantado dentro de mí y se me estremecen los huesos. Por causa del Señor y de sus santas palabras, hasta parezco un borracho, alguien dominado por el vino.


«Tú les dirás: “Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: ‘Beban, emborráchense, vomiten y caigan para no levantarse más, por causa de la espada que estoy por mandar contra ustedes’ ”.


«En aquel día desfallecerá el corazón del rey y de los oficiales; los sacerdotes se llenarán de pánico y los profetas quedarán atónitos», afirma el Señor.


En la mano del Señor Babilonia era una copa de oro que embriagaba a toda la tierra. Las naciones bebieron de su vino y se enloquecieron.


¡Regocíjate y alégrate, hija de Edom, que vives como reina en la tierra de Uz! ¡Pero ya tendrás que beber de esta copa, y quedarás embriagada y desnuda!


«¡Miren a las naciones! ¡Contémplenlas y quédense asombrados! Estoy por hacer en estos días una obra, que si se la contara, no la creerían.


Volvió de nuevo a los discípulos y dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? Miren, se acerca la hora; el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.


Al volver por tercera vez, les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? ¡Se acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.


Vi que la mujer se había emborrachado con la sangre de los creyentes y de los que testificaron de Jesús. Al verla, quedé sumamente asombrado.


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