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Isaías 28:21 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

21 Sí, el Señor se levantará como en el monte Perasín, se moverá como en el valle de Gabaón; para llevar a cabo su extraña obra, para realizar su insólita tarea.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 El Señor vendrá, como lo hizo contra los filisteos en el monte Perazim, y contra los amorreos en Gabaón. Vendrá para hacer algo extraño; vendrá para hacer algo poco común:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Sí, como en el monte Perasim, Yavé se levantará, o como en el valle de Gabaón, se despertará para realizar su obra, obra rara, para hacer su trabajo, trabajo misterioso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 YHVH se alzará como en Perazim,° Se desperezará como en el valle de Gabaón,° Para hacer su obra, su extraña obra, Para hacer su tarea, su insólita tarea.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Porque como en el monte Perasín se alzará Yahveh, como en el valle de Gabaón se irritará, para hacer su acción, su extraña acción; para realizar su obra, su inaudita obra.

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Isaías 28:21
21 Referans Kwoze  

Entonces David fue a Baal Perasín y allí los derrotó. Y David dijo: «Como se abren brechas en el agua, así el Señor ha abierto brechas a mi paso entre mis enemigos». Por eso aquel lugar se llama Baal Perasín.


Así lo hizo David, tal como el Señor se lo había ordenado, y derrotó a los filisteos desde Gueba hasta Guézer.


Entonces fueron a Baal Perasín y allí David los derrotó. Y dijo: «Como se abren brechas en el agua, así Dios ha abierto brechas entre mis enemigos por medio de mí». Por eso a aquel lugar lo llamaron Baal Perasín.


Así lo hizo David, tal como Dios se lo había ordenado, y derrotaron al ejército filisteo desde Gabaón hasta Guézer.


¿Quién se levantará a defenderme de los malvados? ¿Quién se pondrá de mi parte contra los malhechores?


Cuando el Señor termine lo que va a hacer contra el monte Sión y contra Jerusalén, él dirá: «Castigaré el fruto del orgulloso corazón del rey de Asiria y la arrogancia de sus ojos.


Cada vez que pase, los arrebatará; pasará mañana tras mañana, de día y de noche». La comprensión de este mensaje causará terror absoluto.


Por eso, una vez más asombraré a este pueblo con prodigios maravillosos; perecerá la sabiduría de sus sabios, y se esfumará la inteligencia de sus inteligentes».


Cuando él vea a sus hijos y la obra de mis manos en medio de él, todos ellos santificarán mi nombre; santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel.


como cuando el fuego enciende la leña y hace que hierva el agua! Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos, y ante ti temblarían las naciones.


tanto por las iniquidades de ustedes como por las de sus antepasados», dice el Señor. «Por cuanto ellos quemaron incienso en las montañas y me desafiaron en las colinas, les haré sufrir en carne propia las consecuencias de sus acciones pasadas».


Todos tus amantes te han olvidado; ya no se ocupan de ti. Por causa de tu enorme iniquidad, y por tus muchos pecados, te he golpeado como a un enemigo, te di un castigo cruel.


Todos los que pasan por el camino aplauden burlones al verte. Ante ti, hija de Jerusalén, menean sus cabezas y entre silbidos preguntan: «¿Es esta la ciudad llamada perfecta en su hermosura? ¿El gozo de toda la tierra?».


El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.


El día quinto del mes décimo del año duodécimo de nuestro exilio, un fugitivo que había huido de Jerusalén vino y me dio esta noticia: «La ciudad ha sido conquistada».


«¡Miren a las naciones! ¡Contémplenlas y quédense asombrados! Estoy por hacer en estos días una obra, que si se la contara, no la creerían.


A su vez, el Señor llenó de pánico a los amorreos ante la presencia del ejército israelita, y este les infligió una tremenda derrota en Gabaón. A los que huyeron los persiguieron por el camino que sube a Bet Jorón, y acabaron con ellos por la vía que va a Azeca y Maquedá.


Mientras los amorreos huían de Israel, por la bajada entre Bet Jorón y Azeca, el Señor mandó del cielo una tremenda granizada que mató a más gente de la que el ejército israelita había matado a filo de espada.


Ese día en que el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué habló al Señor y luego dijo en presencia de todo el pueblo: «Sol, detente en Gabaón; luna, párate sobre el valle de Ayalón».


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