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Isaías 27:13 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

13 En aquel día sonará una gran trompeta. Los que fueron llevados a Asiria y los que fueron desterrados a Egipto vendrán y adorarán al Señor sobre el monte santo en Jerusalén.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

13 Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 En aquel día se tocará la gran trompeta y muchos de los que se morían en el destierro en Asiria y en Egipto regresarán a Jerusalén para adorar al Señor en su monte santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Aquel día, al sentir el fuerte sonido de la trompeta, acudirán los que andaban perdidos por el país de Asur y los que estaban desparramados por la tierra de Egipto, y adorarán a Yavé en el cerro santo de Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Aquel día resonará fuertemente el shofar,° Y vendrán los dispersos de Asiria y los desterrados de Egipto, Y se postrarán ante YHVH en el Monte Santo, en Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Sucederá aquel día: se tocará la trompeta gigante, y vendrán los perdidos en tierra de Asiria y los dispersos en tierra de Egipto, y adorarán a Yahveh en el monte santo, en Jerusalén.

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Isaías 27:13
51 Referans Kwoze  

En el año noveno del reinado de Oseas, el rey de Asiria, después de conquistar Samaria, deportó a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, en Gozán (que está junto al río Jabor) y en las ciudades de los medos.


Los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer tocaban las trompetas delante del arca. Obed Edom y Jehías eran también porteros del arca.


Dios el Señor ha ascendido entre gritos de alegría y toques de trompeta.


¡Toquen la trompeta en la luna nueva y en la luna llena, día de nuestra fiesta!


Dichosos los que saben aclamarte, Señor, y caminan a la luz de tu presencia;


En aquel día el Señor volverá a extender su mano para recuperar al remanente de su pueblo, a los que hayan quedado en Asiria, en Egipto, Patros y Cus; en Elam, Sinar, Jamat y en las islas del Mediterráneo.


Izará una bandera para las naciones, reunirá a los desterrados de Israel y de los cuatro puntos cardinales juntará al pueblo esparcido de Judá.


Para el remanente de su pueblo, para los que hayan quedado en Asiria, habrá un camino, como lo hubo para Israel cuando salió de Egipto.


Cuando sobre las montañas se alce la bandera y suene la trompeta, ¡fíjense, habitantes del mundo! ¡Escuchen, pobladores de la tierra!


De modo que el Señor se dará a conocer a los egipcios y en aquel día ellos reconocerán al Señor: lo servirán con sacrificios y ofrendas de grano. Harán promesas al Señor y se las cumplirán.


El Señor herirá a los egipcios con una plaga y, aun hiriéndolos, los sanará. Ellos se volverán al Señor, y él responderá a sus ruegos y los sanará.


Los ojos del altivo serán humillados y la arrogancia humana será doblegada. En aquel día solo el Señor será exaltado.


En los últimos días, el monte del Templo del Señor será establecido como el más alto de los montes; se alzará por encima de las colinas y hacia él correrán todas las naciones.


Muchos pueblos vendrán y dirán: «¡Vengan, subamos al monte del Señor, al Templo del Dios de Jacob! Dios mismo nos instruirá en sus caminos y así andaremos por sus sendas». Porque de Sión saldrá la Ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.


Sobre este monte el Señor de los Ejércitos preparará para todos los pueblos un banquete de manjares especiales. Un banquete de vinos añejos, las mejores carnes y vinos selectos.


Al norte diré: “¡Entrégalos!”. Y al sur: “¡No los retengas! Trae a mis hijos desde lejos y a mis hijas desde los confines de la tierra.


Así dice el Señor, el Redentor y Santo de Israel, al despreciado y aborrecido por las naciones, al siervo de los gobernantes: «Los reyes te verán y se pondrán de pie, los príncipes te verán y se postrarán, por causa del Señor, el Santo de Israel, que es fiel y te ha escogido».


Así dice el Señor y Dios, el que reúne a los desterrados de Israel: «Reuniré a mi pueblo con otros pueblos, además de los que ya he reunido».


«Yo, por causa de sus acciones y sus pensamientos, estoy a punto de reunir a gente de toda nación y lengua; vendrán y verán mi gloria.


«Sucederá que, de una luna nueva a otra y de un sábado a otro, toda la humanidad vendrá a postrarse ante mí», dice el Señor.


Vendrá un día en que los centinelas gritarán por las colinas de Efraín: “¡Vengan, subamos a Sión, al Señor nuestro Dios!”».


Desobedeciendo la orden del Señor, se dirigieron al país de Egipto, llegando hasta la ciudad de Tafnes.


Tan solo unos pocos lograrán escapar de la espada y regresar a Judá. Entonces todo el remanente de Judá que se fue a vivir a Egipto sabrá si se cumple mi palabra o la de ellos.


Los sacaré de las naciones y de los pueblos por donde estaban esparcidos; los reuniré con gran despliegue de fuerza y de poder, y con furia incontenible.


Cuando yo los saque a ustedes y los reúna de todas las naciones y pueblos donde estarán esparcidos, en presencia de las naciones los recibiré como ofrenda de olor grato y les manifestaré mi santidad.


»Por eso, así dice el Señor y Dios: Ahora haré que Jacob vuelva de la cautividad. Tendré compasión de todo el pueblo de Israel y celaré el prestigio de mi santo nombre.


Plantará su campamento real entre los mares, en el bello monte santo; pero allí llegará su fin y nadie acudirá en su ayuda.


«Vendrán desde Egipto, temblando como aves; vendrán desde Asiria, temblando como palomas, y yo los estableceré en sus casas», afirma el Señor.


Me han ofrecido sacrificios y ofrendas, y se han comido la carne, pero el Señor no se agrada con ellos. Ahora voy a recordar sus maldades y castigaré sus pecados; y tendrán que regresar a Egipto.


No habitarán en la tierra del Señor; Efraín regresará a Egipto y comerá alimentos impuros en Asiria.


El día diez del mes séptimo, es decir, el día del Perdón, harás resonar la trompeta por todo el país.


Pastorea con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu propiedad, que habita solitario en el bosque, en medio de un campo fértil. Hazlo pastar en Basán y en Galaad como en los tiempos pasados.


»Entonces los sobrevivientes de todas las naciones que atacaron a Jerusalén subirán año tras año para adorar al Rey, al Señor de los Ejércitos, y para celebrar la fiesta de las Enramadas.


»Así dice el Señor de los Ejércitos: “Salvaré a mi pueblo de los países de oriente y de occidente.


Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las naciones. En todo lugar se ofrece incienso y ofrendas puras a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones —dice el Señor de los Ejércitos—.


Y al sonido de la gran trompeta mandará a sus ángeles, y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, de un extremo al otro del cielo.


«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos,


Pero pregunto: ¿Acaso no oyeron? ¡Claro que sí! «Por toda la tierra se difundió su voz, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo!».


El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero.


Por el contrario, ustedes se han acercado al monte Sión, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Se han acercado a millares y millares de ángeles, a una asamblea gozosa,


En los días en que hable el séptimo ángel, cuando comience a tocar su trompeta, se cumplirá el misterio de Dios, tal y como lo anunció a sus siervos los profetas».


Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas.


Los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.


A este ángel que tenía la trompeta, la voz le dijo: «Suelta a los cuatro ángeles que están atados a la orilla del gran río Éufrates».


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