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Isaías 27:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

11 Una vez secas, las ramas se quiebran; vienen luego las mujeres y con ellas hacen fuego. Porque este es un pueblo sin entendimiento; por eso su Hacedor no le tiene compasión ni de él se apiada quien lo formó.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 La gente está como las ramas secas de un árbol, que se arrancan y se usan para encender el fuego debajo de las ollas para cocinar. Israel es una nación tonta y necia, porque sus habitantes se han apartado de Dios. Por lo tanto, aquel que los hizo no les tendrá lástima ni misericordia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Cuando se secan las ramas, las quiebran y luego las mujeres les prenden fuego. Eso se debe a que este pueblo no quiere entender, por eso su Hacedor no se compadece de ellos, ni los perdonará el que los ha creado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Secándose las ramas, se quiebran; Vienen mujeres y las hacen arder. Porque es un pueblo insensato, Su Hacedor no se apiada, Su Creador no lo compadece.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Al secarse, se romperá su ramaje; vendrán las mujeres y lo quemarán. Porque no es un pueblo inteligente, por eso su hacedor no le tendrá compasión, y su creador no le concederá gracia.

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Isaías 27:11
39 Referans Kwoze  

La ira del Señor se encendió contra su pueblo; su heredad le resultó aborrecible.


El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; ¡pero Israel no conoce, mi pueblo no comprende!».


Porque antes de la vendimia, cuando la flor se cae y madura la uva, se podarán los retoños y se arrancarán de raíz las ramas.


Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío.


Trae a todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé”».


Así dice el Señor, el que te hizo, el que te formó en el seno materno y te brinda su ayuda: “No temas, Jacob, mi siervo, Jesurún, a quien he escogido,


«Así dice el Señor, tu Redentor, quien te formó en el seno materno: »Yo soy el Señor, que ha hecho todas las cosas, yo solo desplegué los cielos y expandí la tierra. ¿Quién estaba conmigo?


Por eso mi pueblo será exiliado por falta de conocimiento; sus nobles perecerán de hambre y la gente común morirá de sed.


Por eso no se complacerá el Señor en los jóvenes; tampoco se apiadará de huérfanos y viudas, porque todos ellos son impíos y malvados; sus labios profieren necedades. A pesar de todo esto, la ira de Dios no se ha aplacado; su mano aún sigue extendida.


El Señor te puso por nombre: «Olivo frondoso, lleno de hermosos frutos». Pero, en medio de grandes estruendos, te ha prendido fuego y tus ramas serán quebradas.


Haré que se despedacen unos a otros, padres e hijos por igual. No les tendré piedad ni lástima, sino que los destruiré sin compasión”», afirma el Señor.


Así dice el Señor: «No entres en una casa donde estén de luto, ni vayas a llorar, ni los consueles, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi gran amor y mi compasión», afirma el Señor.


Las tranquilas praderas son asoladas, a causa de la ardiente ira del Señor.


«Mi pueblo es necio, no me conoce; son hijos insensatos que no tienen entendimiento. Son hábiles para hacer el mal; no saben hacer el bien».


Aun la cigüeña en el cielo conoce sus estaciones; la tórtola, la golondrina y la grulla saben cuándo deben emigrar. Pero mi pueblo no conoce las exigencias del Señor.


Pero fue desarraigada con furia y arrojada por el suelo. El viento del este la dejó marchita y fueron arrancados sus frutos. Secas quedaron sus vigorosas ramas, y fueron consumidas por el fuego.


Dile: “Escucha, bosque del Néguev, la palabra del Señor. Así dice el Señor y Dios: ‘En medio de ti voy a prender un fuego que devorará todos los árboles, tanto los secos como los verdes. Este incendio no se podrá apagar; quemará toda la superficie, de norte a sur.


Por eso no tendré piedad ni compasión, sino que les pediré cuentas de su conducta».


»Pero no castigaré a sus hijas por sus prostituciones ni a sus nueras por sus adulterios, porque sus propios maridos se juntan con prostitutas y participan en sacrificios ofrecidos por prostitutas de cultos paganos. ¡Un pueblo sin entendimiento se precipita a la ruina!


pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido. »Puesto que rechazaste el conocimiento, yo también te rechazo como mi sacerdote. Ya que te olvidaste de la Ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos.


Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han tapado los oídos y se les han cerrado los ojos. De lo contrario, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con el corazón, se arrepentirían y yo los sanaría”.


Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino.


El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles y todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y arrojado al fuego.


El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman.


Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer.


son insensatos, desleales, insensibles, despiadados.


Obedézcanlos y pónganlos en práctica; así demostrarán su sabiduría e inteligencia ante las naciones. Ellas oirán todos estos estatutos y dirán: «¡En verdad, este es un pueblo sabio e inteligente; esta es una gran nación!».


pues procuran impedir que prediquemos a los no judíos para que sean salvos. Así en todo lo que hacen llegan al colmo de su pecado. Pero el castigo de Dios vendrá sobre ellos con toda severidad.


porque habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa en el juicio!


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