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Isaías 2:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 En los últimos días, el monte del Templo del Señor será establecido como el más alto de los montes; se alzará por encima de las colinas y hacia él correrán todas las naciones.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 En los últimos días, el monte de la casa del Señor será el más alto de todos, el lugar más importante de la tierra. Se levantará por encima de las demás colinas, y gente del mundo entero vendrá allí para adorar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Al fin de los tiempos, el cerro de la Casa de Yavé será puesto sobre los altos montes y dominará los lugares más elevados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Acontecerá en los postreros días Que el Monte de la Casa de YHVH será establecido en la cima de los montes, Y se alzará sobre los collados y acudirán° a él todas las naciones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Sucederá al fin de los días que la montaña del templo de Yahveh estará asentada en la cumbre de los montes y se elevará por encima de los collados. Afluirán a ella todas las naciones,

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Isaías 2:2
56 Referans Kwoze  

Jacob llamó a sus hijos y dijo: «Reúnanse, que voy a declararles lo que les va a suceder en el futuro:


Yo sé que mi Redentor vive y que al final se levantará sobre el polvo.


En el curso de mi vida acabó Dios con mis fuerzas; me redujo los días.


Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; serán tu propiedad los confines de la tierra.


Se acordarán del Señor y se volverán a él todos los confines de la tierra; ante él se postrarán todas las familias de las naciones,


porque del Señor es el reino; él gobierna sobre las naciones.


Hermosa colina, es el gozo de toda la tierra. El monte Sión, en el extremo norte, es la ciudad del gran Rey.


Los carros de guerra de Dios se cuentan por millares; del Sinaí vino en ellos el Señor para entrar en su santuario.


Que domine el rey de mar a mar, desde el río Éufrates hasta los confines de la tierra.


Todas las naciones que has hecho vendrán, Señor, y ante ti se postrarán y glorificarán tu nombre.


Los cimientos de la ciudad de Dios están en el santo monte.


El Señor ama las entradas de Sión más que a todas las moradas de Jacob.


En aquel día se alzará la raíz de Isaí como bandera de los pueblos; hacia él correrán las naciones, y glorioso será el lugar donde repose.


Sobre este monte el Señor de los Ejércitos preparará para todos los pueblos un banquete de manjares especiales. Un banquete de vinos añejos, las mejores carnes y vinos selectos.


En aquel día sonará una gran trompeta. Los que fueron llevados a Asiria y los que fueron desterrados a Egipto vendrán y adorarán al Señor sobre el monte santo en Jerusalén.


Ustedes cantarán como en noche de fiesta sagrada; su corazón se alegrará, como cuando uno sube con flautas a la montaña del Señor, a la Roca de Israel.


«No es gran cosa que seas mi siervo, ni que restaures a las tribus de Jacob, ni que hagas volver a los de Israel, a quienes he preservado. Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra».


les concederé ver grabado su nombre dentro de mi Templo y de mis murallas; ¡eso les será mejor que tener hijos e hijas! También les daré un nombre eterno que jamás será borrado.


los llevaré a mi monte santo; los llenaré de alegría en mi casa de oración. Aceptaré los holocaustos y sacrificios que ofrezcan sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos».


Las naciones serán guiadas por tu luz, y los reyes, por tu amanecer esplendoroso.


»Pero a ustedes que abandonan al Señor y se olvidan de mi monte santo, que para el dios de la fortuna preparan una mesa y para el dios del destino sirven vino mezclado,


Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los traerán a mi monte santo en Jerusalén, como una ofrenda al Señor; los traerán en caballos, en carros de combate y en literas, y en mulas y camellos», dice el Señor. «Los traerán como traen los israelitas, en recipientes limpios, sus ofrendas de grano al Templo del Señor.


«Sucederá que, de una luna nueva a otra y de un sábado a otro, toda la humanidad vendrá a postrarse ante mí», dice el Señor.


Señor, fuerza y fortaleza mía, mi refugio en el día de la angustia; desde los confines de la tierra vendrán a ti las naciones y dirán: «Solo mentira heredaron nuestros antepasados; ídolos inútiles que no sirven para nada.


La ira del Señor no cesará hasta que haya realizado por completo los propósitos de su corazón. Al final de los tiempos lo comprenderán con claridad.


que, en tiempos de Ezequías, rey de Judá, Miqueas de Moréset había profetizado a todo el pueblo de Judá: «Así dice el Señor de los Ejércitos: »“Sión será como un campo arado; Jerusalén quedará en ruinas y el monte del Templo se volverá un matorral”.


En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: “Trono del Señor”. Todas las naciones se reunirán en Jerusalén para honrar el nombre del Señor y ya no volverán a seguir a su terco y malvado corazón.


La ardiente ira del Señor no pasará hasta que haya realizado del todo los propósitos de su corazón. Todo esto lo comprenderán ustedes al final de los tiempos.


Vendrán y cantarán jubilosos en las alturas de Sión; disfrutarán de las bondades del Señor: el trigo, el vino nuevo y el aceite, las crías de las ovejas y las vacas. Serán como un jardín bien regado, y no volverán a desfallecer.


»Pero en los días venideros yo restauraré la fortuna de Moab», afirma el Señor. Aquí concluye el juicio contra Moab.


«Pero en los días venideros restauraré la fortuna de Elam», afirma el Señor.


Voy a castigar al dios Bel en Babilonia; haré que vomite lo que se ha tragado. Ya no acudirán a él las naciones ni quedará en pie el muro de Babilonia.


En los últimos días atacarás a mi pueblo Israel y, como un nubarrón, cubrirás el país. Yo haré que tú, Gog, vengas contra mi tierra, para que las naciones me conozcan al ver que, por medio de ti, mi santidad se manifiesta ante todas ellas.


En visiones de Dios, él me llevó a la tierra de Israel y me colocó sobre un monte muy alto. Desde allí, mirando al sur, había unos edificios que parecían una ciudad.


Pero ahora he venido a explicarte lo que va a suceder a tu pueblo en el futuro, pues la visión se refiere a un tiempo aún por venir”.


Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios. Él mostró al rey Nabucodonosor lo que sucederá en los días venideros. Estos son el sueño y las visiones que pasaron por su mente mientras dormía en su cama:


Con ellos se hicieron añicos el hierro y el barro, junto con el bronce, la plata y el oro, que se volvieron como paja en la era del verano. El viento los barrió sin dejar rastro. Pero la roca que golpeó la estatua se convirtió en una montaña enorme que llenó toda la tierra.


Este es el significado de la roca que fue cortada de la montaña no por manos humanas, que hizo añicos al hierro, al bronce, al barro, a la plata y al oro. »El gran Dios ha mostrado a Su Majestad lo que tendrá lugar en el futuro. El sueño es verdadero y esta interpretación, digna de confianza».


Después ellos se arrepentirán y buscarán nuevamente al Señor su Dios y a David, su rey. En los últimos días acudirán con temor reverente al Señor y a sus bondades.


»Desde Gueba hasta Rimón, al sur de Jerusalén, todo el país se volverá un desierto. Pero Jerusalén se levantará y permanecerá en su lugar, desde la puerta de Benjamín hasta el sitio de la puerta Primera, hasta la puerta del Ángulo, y desde la torre de Jananel hasta los lagares del rey.


El Señor será rey sobre toda la tierra. En aquel día el Señor será el único Dios y su nombre será el único nombre.


Y muchos pueblos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén en busca del Señor de los Ejércitos y de su bendición”.


»Así dice el Señor: “Regresaré a Sión y habitaré en Jerusalén. Y Jerusalén será conocida como la Ciudad de la Verdad y el monte del Señor de los Ejércitos, como el Monte de la Santidad”.


Entonces todas las naciones los llamarán dichosos, porque ustedes tendrán una tierra maravillosa —dice el Señor de los Ejércitos—.


Ahora que vuelvo a mi pueblo, voy a advertirte en cuanto a lo que este pueblo hará con tu pueblo en el futuro.


»“Sucederá que en los últimos días —dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos.


Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles.


en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó heredero de todo y por medio de él hizo el universo.


Ante todo, deben saber que en los últimos días vendrá gente burlona que, siguiendo sus malos deseos, se mofará


Tocó el séptimo ángel su trompeta y en el cielo resonaron fuertes voces que decían: «El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos».


Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. No habían adorado a la bestia ni a su imagen; tampoco se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años.


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