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Isaías 1:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

16 »¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 ¡Lávense y queden limpios! Quiten sus pecados de mi vista. Abandonen sus caminos malvados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 ¡Lávense, purifíquense! no me hagan el testigo de sus malas acciones,

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 ¡Lavaos, purificaos, y quitad de mi vista la maldad de vuestras obras! ¡Cesad de hacer el mal!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 lavaos, purificaos, apartad vuestras malas acciones de delante de mis ojos; cesad de obrar el mal,

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Isaías 1:16
31 Referans Kwoze  

Por eso el Señor dio esta advertencia a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y videntes: «¡Vuélvanse de sus malos caminos! Cumplan mis mandamientos y estatutos; obedezcan todas las leyes que ordené a sus antepasados y que les di a conocer a ustedes por medio de mis siervos los profetas».


Con manos limpias e inocentes camino, Señor, en torno a tu altar,


que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga.


Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás dónde vivir.


Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.


Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios.


No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad.


Ustedes, que transportan los utensilios del Señor, ¡pónganse en marcha, salgan de allí! ¡Salgan de en medio de ella, purifíquense! ¡No toquen nada impuro!


Y ahora habla con los habitantes de Judá y de Jerusalén y adviérteles que así dice el Señor: “Estoy preparando una calamidad contra ustedes y elaborando un plan en su contra. ¡Vuélvanse ya de su mal camino; enmienden su conducta y sus acciones!”.


Ellos los exhortaban: “Dejen ya su mal camino y sus malas acciones. Así podrán habitar en la tierra que, desde siempre y para siempre, el Señor ha dado a ustedes y a sus antepasados.


Tal vez te hagan caso y se conviertan de su mal camino. Si lo hacen, desistiré del mal que pensaba hacerles por causa de sus malas acciones.


Además, no he dejado de enviarles a mis siervos, los profetas, para decirles: ‘Conviértanse ya de su mal camino, enmienden sus acciones y no sigan a otros dioses para servirlos; entonces habitarán en la tierra que he dado a ustedes y a sus antepasados’. Pero ustedes no me han prestado atención; no me han hecho caso.


Jerusalén, limpia de maldad tu corazón para que seas salvada. ¿Hasta cuándo hallarán lugar en ti los pensamientos perversos?


¡Odien el mal y amen el bien! Establezcan la justicia en los tribunales; tal vez así el Señor, el Dios de los Ejércitos, tenga compasión del remanente de José.


Personas y animales vestirán telas ásperas y clamarán a Dios con todas sus fuerzas. Ordena así mismo que cada uno se convierta de su mal camino y de sus hechos violentos.


»En aquel día se abrirá una fuente para lavar del pecado y de la impureza a la casa real de David y a los habitantes de Jerusalén.


»”¿No son estas las palabras que por medio de los antiguos profetas el Señor mismo proclamó cuando Jerusalén y las ciudades cercanas estaban habitadas y tenían paz, cuando el Néguev y las llanuras occidentales también estaban habitadas?”».


Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento.


Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando su nombre”.


El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien.


Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación.


Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes, los indecisos, purifiquen su corazón!


Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia,


que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga.


—Eso tú lo sabes, mi señor —respondí. Él me dijo: —Aquellos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.


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