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Hechos 9:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

4 Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía: —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: —¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Cayó al suelo y oyó una voz que le decía: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 y cayendo en la tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 caído en tierra, oyó una voz que le decía: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'.

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Hechos 9:4
22 Referans Kwoze  

y le preguntó: —Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas? —Estoy huyendo de mi dueña Saray —respondió ella.


pero en ese momento el ángel del Señor le gritó desde el cielo: —¡Abraham! ¡Abraham! —Aquí estoy —respondió.


Pero Dios el Señor llamó al hombre y dijo: —¿Dónde estás?


Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: —¡Moisés, Moisés! —Aquí estoy —respondió.


Entonces oí la voz del Señor que decía: —¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: —Aquí estoy. ¡Envíame a mí!


Si ellos se angustiaban, él también se angustiaba; el ángel de su presencia los salvó. En su amor y misericordia los rescató; los levantó y los llevó en los tiempos de antaño.


»Porque así dice el Señor de los Ejércitos, cuya gloria fui enviado a buscar entre las naciones que los despojaron a ustedes: “La nación que toca a mi pueblo, toca la niña de mis ojos.


—Apártate de esta gente, para que yo la consuma de una vez por todas. Ellos se postraron rostro en tierra


El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”.


—Marta, Marta —contestó el Señor—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas,


Cuando Jesús dijo: “Yo soy”, dieron un paso atrás y se desplomaron.


—María —dijo Jesús. Ella se volvió y exclamó: —¡Raboni! (que en hebreo significa “Maestro”).


Cuando terminaron de desayunar, Jesús preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro. —Apacienta mis corderos —dijo Jesús.


En ese mismo instante ella cayó muerta a los pies de Pedro. Entonces entraron los jóvenes y, al verla muerta, se la llevaron y le dieron sepultura al lado de su esposo.


—¿Quién eres, Señor? —preguntó. —Yo soy Jesús, a quien tú persigues —contestó la voz—.


Por tanto, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad hacia los que cayeron y bondad hacia ti. Pero si no te mantienes en su bondad, tú también serás desgajado.


De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo.


¿Quién te distingue de los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado?


porque somos miembros de su cuerpo.


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