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Hechos 9:33 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

33 Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que llevaba ocho años en cama.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

33 Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Allí conoció a un hombre llamado Eneas, quien estaba paralizado y postrado en cama hacía ocho años.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Allí encontró a un tal Eneas, que era paralítico y desde hacía ocho años yacía en una camilla.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Y allí encontró a cierto hombre de nombre Eneas, quien estaba paralizado, acostado en un catre por ocho años.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Encontró allí a un hombre llamado Eneas, que desde ocho años atrás yacía en una camilla, porque estaba paralítico.

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Hechos 9:33
13 Referans Kwoze  

Su fama se extendió por toda Siria y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba.


Había entre la gente una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias.


—¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre. —Desde que era niño —contestó—.


Sin embargo, a esta mujer, que es hija de Abraham y a quien Satanás tenía atada durante dieciocho largos años, ¿no se le debía quitar esta cadena en sábado?


Entre ellos se encontraba un hombre que llevaba enfermo treinta y ocho años.


A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.


Lo que no sabemos es cómo ahora puede ver ni quién le abrió los ojos. Pregúntenselo a él, que ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo.


En Listra vivía un hombre lisiado de nacimiento que no podía mover las piernas y nunca había caminado. Estaba sentado,


Junto a la puerta llamada Hermosa había un hombre lisiado de nacimiento, al que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo.


pues el hombre que había sido milagrosamente sanado tenía más de cuarenta años.


Pedro, que estaba recorriendo toda la región, fue también a visitar a los creyentes que vivían en Lida.


«Eneas —dijo Pedro—, Jesucristo te sana. Levántate y tiende tu cama». Y al instante se levantó.


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