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Hechos 9:13 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

13 Entonces Ananías respondió: —Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo el mal que ha causado a los que creen en ti en Jerusalén.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 —¡Pero Señor! —exclamó Ananías—. ¡He oído a mucha gente hablar de las cosas terribles que ese hombre les ha hecho a los creyentes de Jerusalén!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Ananías le respondió: 'Señor, he oído a muchos hablar del daño que este hombre ha causado a tus santos en Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Ananías respondió: Señor, he oído° de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho° a tus santos en Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Respondió Ananías: 'Señor, tengo oído de muchos cuántos males ha causado a tus fieles este hombre en Jerusalén.

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Hechos 9:13
31 Referans Kwoze  

El Espíritu me levantó y se apoderó de mí. Y me fui amargado y enardecido en mi espíritu, mientras la mano del Señor me sujetaba con fuerza.


¡Presten atención! Yo los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas.


Perseguí a muerte a los seguidores de este Camino; arresté y encarcelé a hombres y mujeres por igual.


Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entraba de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los encarcelaba.


Mientras tanto, Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote


Todos los que le oían quedaban asombrados y preguntaban: «¿No es este el que en Jerusalén perseguía a muerte a los que invocan ese nombre? ¿Y no ha venido aquí para llevárselos presos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?».


Pedro, que estaba recorriendo toda la región, fue también a visitar a los creyentes que vivían en Lida.


Él, tomándola de la mano, la levantó. Luego llamó a los creyentes y a las viudas, a quienes la presentó viva.


Les escribo a todos los amados de Dios que están en Roma, que han sido llamados a ser su pueblo santo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.


Pídanle que me libre de caer en manos de los incrédulos que están en Judea, y que los hermanos de Jerusalén reciban bien la ayuda que les llevo.


Saluden a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los hermanos que están con ellos.


Pido que la reciban dignamente en el Señor, como conviene hacerlo entre hermanos en la fe; préstenle toda la ayuda que necesite, porque ella ha ayudado a muchas personas, entre las que me cuento yo.


a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros:


porque Dios no es un Dios de desorden, sino de paz. Como es costumbre en las congregaciones de los creyentes,


En cuanto a la colecta para los creyentes, sigan las instrucciones que di a las iglesias de Galacia.


Digo esto para que les dé vergüenza. ¿Acaso no hay entre ustedes nadie lo bastante sabio como para juzgar un pleito entre creyentes?


Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, a los fieles creyentes en Cristo Jesús que están en Éfeso:


Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los creyentes en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos:


Saludos de parte de todos los creyentes, especialmente los de la casa del césar.


a los fieles creyentes en Cristo que están en Colosas: Que Dios nuestro Padre les conceda gracia y paz.


Saluden a todos sus dirigentes y a todos los creyentes. Los de Italia les mandan saludos.


Queridos hermanos, he deseado intensamente escribirles acerca de la salvación que tenemos en común. Ahora siento la necesidad de hacerlo para rogarles que sigan luchando vigorosamente por la fe encomendada a los creyentes una vez y para siempre.


—¿Y cómo voy a ir? —respondió Samuel—. Si Saúl llega a enterarse, me matará. —Lleva una ternera —dijo el Señor—, y diles que vas a ofrecerle al Señor un sacrificio.


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