Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Hechos 24:25 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

25 Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y dijo: «¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez».

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Al razonar Pablo con ellos acerca de la justicia, el control propio y el día de juicio que vendrá, Félix se llenó de miedo. «Vete por ahora —le dijo—. Cuando sea más conveniente, volveré a llamarte».

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Pero cuando habló de la justicia, del dominio de los instintos y del juicio futuro, Félix se asustó y le dijo: 'Por ahora puedes irte; te llamaré en otra oportunidad.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

25 Pero al disertar él sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix se llenó de temor y le dijo: ¡Vete por ahora! Cuando tenga un tiempo conveniente, te enviaré a llamar.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Pero cuando Pablo tocó el tema de la justicia y de la continencia y del juicio venidero, Félix, atemorizado, interrumpió: 'Por ahora, basta. Cuando tenga ocasión propicia, te llamaré'.

Gade chapit la Kopi




Hechos 24:25
99 Referans Kwoze  

El Dios de Israel habló, la Roca de Israel me dijo: “El que gobierne a la gente con justicia, el que gobierne en el temor de Dios,


Cuando Acab escuchó estas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y ayunó. Dormía vestido así y andaba deprimido.


‘Como te has conmovido y humillado ante el Señor al escuchar lo que he anunciado contra este lugar y sus habitantes, que serían asolados y malditos; y como te has rasgado las vestiduras y has llorado en mi presencia, yo te he escuchado. Yo, el Señor, lo afirmo.


Hagamos un pacto con nuestro Dios, comprometiéndonos a expulsar a todas estas mujeres y a sus hijos, conforme al consejo que nos has dado tú, y todos los que respetan el mandamiento de Dios. ¡Que todo se haga de acuerdo con la Ley!


Por lo tanto, a los tres días, en el día veinte del mes noveno, se reunieron en Jerusalén todos los hombres de Judá y de Benjamín. Todo el pueblo se sentó en la plaza del Templo de Dios, temblando por causa de ese asunto e intimidados por el aguacero que caía.


De justicia y rectitud me revestía; ellas eran mi manto y mi turbante.


Porque el Señor es justo y ama la justicia, los rectos contemplarán su rostro.


Mi cuerpo se estremece por el temor que me inspiras; siento reverencia por tus leyes.


Tú amas la justicia y odias la maldad; por eso Dios, tu Dios, te ungió con aceite de alegría, te prefirió a ti por encima de tus compañeros.


Así juzgará con justicia a tu pueblo y con juicios justos a tus pobres.


El Señor es rey: que tiemblen las naciones. Él tiene su trono entre los querubines: que se estremezca la tierra.


El rey detesta las malas acciones, porque el trono se afirma en la justicia.


Alégrate, joven, en tu juventud; deja que tu corazón disfrute de la adolescencia. Sigue los impulsos de tu corazón y responde al estímulo de tus ojos, pero toma en cuenta que Dios te juzgará por todo esto.


Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.


Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto y, por encima de ellos, hay otros altos oficiales.


«Vengan, pongamos las cosas en claro», dice el Señor. «Aunque sus pecados sean como escarlata, quedarán blancos como la nieve. Aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como la lana.


¡Cómo se ha prostituido la ciudad fiel! Antes estaba llena de justicia. La rectitud moraba en ella, pero ahora solo quedan asesinos.


El trono se fundará en el amor y uno de la casa de David reinará sobre él con fidelidad: será un juez celoso del derecho y experto en hacer justicia.


¡Tiemblen, mujeres indolentes! Ustedes, que se sienten tan confiadas, ¡estremézcanse! Desvístanse, desnúdense; pónganse ropa de luto.


«Expongan su caso», dice el Señor. «Presenten sus pruebas», demanda el Rey de Jacob.


Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano.


«Yo, el Señor, amo la justicia, pero odio el robo y la iniquidad. En mi fidelidad los recompensaré y haré con ellos un pacto eterno.


Fue mi mano la que hizo todas estas cosas; fue así como llegaron a existir», afirma el Señor. «Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra.


Así dice el Señor: ‘Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar.


«¿No es acaso mi palabra como fuego y como martillo que pulveriza la roca?», afirma el Señor.


Terminada la lectura, se miraron temerosos unos a otros y dijeron: —Tenemos que informar de todo esto al rey.


»”Así dice el Señor y Dios: ¡Basta ya, príncipes de Israel! ¡Abandonen la violencia y la explotación! ¡Practiquen el derecho y la justicia! ¡Dejen de extorsionar a mi pueblo!, afirma el Señor y Dios.


Del polvo de la tierra se levantarán las multitudes de los que duermen, algunos de ellos para vida eterna; pero otros para quedar en la vergüenza y el desprecio eternos.


Por tanto, yo ruego a Su Majestad aceptar el consejo que le voy a dar: Renuncie usted a sus pecados y actúe con justicia; renuncie a su maldad y sea bondadoso con los oprimidos. Tal vez su prosperidad pueda continuar».


Esa misma noche fue asesinado Belsasar, rey de los babilonios,


¡Siembren para ustedes justicia! ¡Cosechen el fruto del amor inagotable y abran surcos en terrenos no labrados! ¡Ya es tiempo de buscar al Señor!, hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia.


Hacen muchas promesas; juran con falsedad y hacen tratos; por eso florecen los pleitos como la mala yerba en el campo.


En el día de fiesta de nuestro rey, los príncipes se encienden con el vino y el rey da la mano a los burladores.


Pero ¡que fluya el derecho como las aguas y la justicia como arroyo inagotable!


¿Acaso galopan los caballos por las rocas o se ara con bueyes el mar? Pero ustedes han convertido el derecho en veneno, y en amargura el fruto de la justicia.


Al oírlo, se estremecieron mis entrañas; a su voz, me temblaron los labios; la debilidad entró en los huesos y se me aflojaron las piernas. Pero yo espero con paciencia el día en que la calamidad vendrá sobre la nación que nos invade.


«Así dice el Señor de los Ejércitos: “Este pueblo afirma que todavía no ha llegado el tiempo para reconstruir el Templo del Señor”».


Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a su negocio.


Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio;


Él nos mandó a predicar al pueblo y a dar solemne testimonio de que ha sido nombrado por Dios como juez de vivos y muertos.


Cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que también en Berea estaba Pablo predicando la palabra de Dios, fueron allá para agitar y alborotar a las multitudes.


Como era su costumbre, Pablo entró en la sinagoga y tres sábados seguidos discutió con ellos. Basándose en las Escrituras,


Cuando oyeron de la resurrección, unos se burlaron, pero otros dijeron: —Queremos que usted nos hable en otra ocasión sobre este tema.


Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer?


Tengo en Dios la misma esperanza que estos hombres profesan, de que habrá una resurrección de los justos y de los injustos.


Félix también esperaba que Pablo le ofreciera dinero; por eso mandaba llamarlo con frecuencia y conversaba con él.


—Un poco más y me convences de hacerme cristiano —dijo Agripa.


Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.


Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.


Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.


Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de toda persona, como lo declara mi evangelio.


Por lo tanto, no juzguen nada antes de tiempo; esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.


Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.


Porque él dice: «En el momento propicio te escuché y en el día de salvación te ayudé». Les digo que este es el momento propicio de Dios; hoy es el día de salvación.


Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen.


humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.


En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo:


Al contrario, debe ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, santo y disciplinado.


Tan aterrador era este espectáculo que Moisés dijo: «Estoy temblando de miedo».


Más bien, mientras dure ese «hoy», anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado.


Por tanto, aunque la promesa de entrar en su reposo sigue vigente, cuidémonos, no sea que alguno de ustedes vaya a quedarse fuera.


la enseñanza sobre bautismos, la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.


Así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez y después venga el juicio,


¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan.


Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto,


al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios;


Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios, como tampoco lo es el que no ama a su hermano.


Queridos hijos, que nadie los engañe. El que practica la justicia es justo, así como él es justo.


Y ahora, préstenme atención. El Señor los ha colmado de beneficios a ustedes y a sus antepasados, pero yo tengo una querella contra ustedes ante el Señor.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite