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Hechos 16:36 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

36 El carcelero, entonces, informó a Pablo: —Los magistrados han ordenado que los suelte. Así que pueden irse. Vayan en paz.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

36 Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Entonces el carcelero le dijo a Pablo: —Los funcionarios de la ciudad han dicho que tú y Silas quedan en libertad. Vayan en paz.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 El carcelero se lo comunicó a Pablo y Silas, diciendo: 'Los magistrados han dado orden de dejarlos en libertad. Salgan, pues, y marchen en paz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Y el carcelero le comunicó a Pablo el mensaje: Los magistrados han enviado para que seáis soltados. Así que salid ahora y marchaos en paz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Comunicó el carcelero este recado a Pablo: 'Los pectores han enviado a decir que seáis puestos en libertad; salid, pues, y marchaos en paz'.

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Hechos 16:36
13 Referans Kwoze  

—Puedes irte en paz —respondió Eliseo. Naamán se fue y ya había recorrido cierta distancia


Moisés se fue de allí y volvió a la casa de Jetro, su suegro. Al llegar, le dijo: —Debo marcharme. Quiero volver a Egipto, donde están mis hermanos de sangre. Voy a ver si todavía viven. —Anda, pues; que te vaya bien —contestó Jetro.


—¡Hija, tu fe te ha sanado! —dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.


La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.


Después de pasar algún tiempo allí, los hermanos los despidieron en paz, para que regresaran a quienes los habían enviado.


Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad.


El carcelero despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada y estuvo a punto de matarse, porque pensaba que los presos se habían escapado.


Al amanecer, los magistrados mandaron a unos guardias al carcelero con esta orden: «Suelta a esos hombres».


El sacerdote respondió: —Vayan en paz. Su viaje tiene la aprobación del Señor.


—Vete en paz —respondió Elí—. Que el Dios de Israel te conceda lo que has pedido.


«Puedes irte tranquilo —dijo Jonatán a David—, pues los dos hemos hecho un juramento eterno en nombre del Señor, pidiéndole que juzgue entre tú y yo, y entre tus descendientes y los míos». Así que David se fue y Jonatán regresó a la ciudad.


Dicho esto, David aceptó lo que ella había traído. —Vuelve tranquila a tu casa —añadió—. Como puedes ver, te he hecho caso: te concedo lo que me has pedido.


Así que, con mis mejores deseos, vuélvete a tu casa y no hagas nada que les desagrade.


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