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Hechos 16:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

15 Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: «Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa». Y nos persuadió.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

15 Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Ella y los de su casa fueron bautizados, y nos invitó a que fuéramos sus huéspedes. «Si ustedes reconocen que soy una verdadera creyente en el Señor —dijo ella—, vengan a quedarse en mi casa». Y nos insistió hasta que aceptamos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Recibió el bautismo junto con los de su familia, y luego nos suplicó: 'Si ustedes piensan que mi fe en el Señor es sincera, vengan y quédense en mi casa. Y nos obligó a aceptar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Y cuando fue bautizada con su familia, nos rogó, diciendo: Si consideráis que soy fiel al Señor, entrad a posar en mi casa. Y nos constriñó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Tras haberse bautizado ella y los de su familia, nos rogó diciendo: 'Si me habéis juzgado fiel al Señor, entrad y quedaos en mi casa'. Y tanto nos insistió que no pudimos negarnos.

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Hechos 16:15
32 Referans Kwoze  

Pero tanto les insistió que fueron con él y entraron en su casa. Allí Lot preparó una buena comida, les hizo panes sin levadura y ellos comieron.


Acéptame el regalo que te he traído. Dios ha sido muy bueno conmigo y tengo más de lo que necesito. Fue tanta la insistencia de Jacob que, finalmente, Esaú aceptó.


Un día, cuando Eliseo pasaba por Sunem, cierta mujer de buena posición le insistió que comiera en su casa. Desde entonces, siempre que pasaba por ese pueblo, comía allí.


Cualquiera que recibe a un profeta por tratarse de un profeta recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo por tratarse de un justo recibirá recompensa de justo.


Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.


Entonces el señor respondió: “Ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa.


Pero ellos insistieron: —Quédate con nosotros que está atardeciendo, pronto será de noche. Así que entró para quedarse con ellos.


Él te traerá un mensaje mediante el cual serán salvos tú y toda tu familia”.


—Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —contestaron.


A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y lavó las heridas; enseguida fueron bautizados él y toda su familia.


El carcelero los llevó a su casa, les sirvió comida y se alegró mucho junto con toda su familia por haber creído en Dios.


Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia. También creyeron y fueron bautizados muchos de los corintios que oyeron a Pablo.


Pero cuando creyeron a Felipe, quien anunciaba las buenas noticias del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron.


Entonces mandó parar el carro, ambos bajaron al agua y Felipe lo bautizó.


Saludos de parte de Gayo, de cuya hospitalidad disfrutamos yo y toda la iglesia de este lugar. También mandan saludos Erasto, que es el tesorero de la ciudad, y nuestro hermano Cuarto.


Me he portado como un insensato, pero ustedes me han obligado a ello. Ustedes debían haberme elogiado, pues de ningún modo soy inferior a los «superapóstoles», aunque yo no soy nada.


El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos y por consiguiente todos murieron.


Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos y en especial a los de la familia de la fe.


Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, a los fieles creyentes en Cristo Jesús que están en Éfeso:


Es justo que yo piense así de todos ustedes porque los llevo en el corazón; pues, ya sea que me encuentre preso o defendiendo y confirmando el evangelio, todos ustedes participan conmigo de la gracia que Dios me ha dado.


De modo que, si me tienes por compañero, recíbelo como a mí mismo.


No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.


Con la ayuda de Silvano, a quien considero un hermano fiel, he escrito brevemente para animarlos y confirmarles que esta es la verdadera gracia de Dios. Manténganse firmes en ella.


Si alguien los visita y no lleva esta enseñanza, no lo reciban en casa ni le den la bienvenida,


Querido hermano, te comportas fielmente en todo lo que haces por los hermanos, aunque no los conozcas.


nosotros, por lo tanto, debemos brindarles hospitalidad y así colaborar con ellos en la verdad.


Pero Saúl se negó a comer. Sin embargo, sus oficiales insistieron al igual que la mujer, y por fin consintió. Se levantó del suelo y tomó asiento en la cama.


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