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Hechos 1:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

10 Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Mientras se esforzaban por verlo ascender al cielo, dos hombres vestidos con túnicas blancas de repente se pusieron en medio de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Ellos seguían mirando fijamente al cielo mientras se alejaba. Pero de repente vieron a su lado a dos hombres vestidos de blanco,

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y mirando fijamente al cielo mientras Él se iba, se les presentaron dos varones con vestiduras blancas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Estaban ellos mirando atentamente al cielo mientras se iba cuando de pronto se les presentaron dos hombres vestidos de blanco,

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Hechos 1:10
12 Referans Kwoze  

—Has pedido algo difícil —dijo Elías—, pero si logras verme cuando me separen de tu lado, te será concedido; de lo contrario, no.


»Mientras yo observaba esto, »se colocaron unos tronos y tomó asiento un Anciano de días. Su ropa era blanca como la nieve, y su cabello, blanco como la lana. Su trono con sus ruedas centelleaban como el fuego.


Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz.


Su aspecto era como el de un relámpago y su ropa era blanca como la nieve.


Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven vestido con un manto blanco, sentado a la derecha, y se asustaron.


Mientras se preguntaban qué habría pasado, se les presentaron dos hombres con ropas resplandecientes.


y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.


Un día, como a las tres de la tarde, tuvo una visión. Vio claramente a un ángel de Dios que se acercaba y le decía: —¡Cornelio!


Cornelio contestó: —Hace tres días a esta misma hora, las tres de la tarde, estaba yo en casa orando. De repente apareció delante de mí un hombre vestido con ropa brillante


»Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no se han manchado la ropa. Ellos, por ser dignos, andarán conmigo vestidos de blanco.


—Eso tú lo sabes, mi señor —respondí. Él me dijo: —Aquellos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.


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