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Hebreos 10:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

10 Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pues la voluntad de Dios fue que el sacrificio del cuerpo de Jesucristo nos hiciera santos, una vez y para siempre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Esta voluntad de Dios, de que habla, es que seamos santificados por la ofrenda única del cuerpo de Cristo Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 En esa voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesús el Mesías una vez y para siempre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y en virtud de esta voluntad, quedamos consagrados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.

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Hebreos 10:10
25 Referans Kwoze  

»En aquel día se abrirá una fuente para lavar del pecado y de la impureza a la casa real de David y a los habitantes de Jerusalén.


Y por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.


sino que uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y al instante brotó sangre y agua.


Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne y lo daré para que el mundo viva.


Pero gracias a él ustedes están unidos en Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría, justificación, santificación y redención;


Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.


y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.


para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra,


Pero este sacerdote, después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios


Porque con un solo sacrificio ha perfeccionado para siempre a los que han sido santificados.


por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, lo cual hizo por medio de su cuerpo.


¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado y que ha insultado al Espíritu de la gracia?


Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: «A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo;


Por eso también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, sufrió fuera de la puerta de la ciudad.


Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos,


Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—,


En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte y fue escuchado por su temor reverente.


A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo.


entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo. No lo hizo con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno.


Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!


Si así fuera, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con el pecado mediante el sacrificio de sí mismo.


también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Aparecerá por segunda vez ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.


Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.


Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


Este es el que vino mediante agua y sangre: Jesucristo. Y no solo vino mediante agua, sino mediante agua y sangre. El Espíritu es quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la verdad.


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