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Hageo 1:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 El día primero del mes sexto del segundo año del rey Darío, vino palabra del Señor por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac:

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Biblia Reina Valera 1960

1 En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 El 29 de agosto del segundo año del reinado del rey Darío, el Señor dio un mensaje por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 En el segundo año del reinado de Darío, el primer día del sexto mes, la palabra de Yavé fue dirigida por medio del profeta Ageo a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, para que les dijera:

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 El año segundo del reinado de Darío, en el mes sexto,° el primer día del mes, llegó la palabra de YHVH a Zorobabel° ben Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué° ben Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Hageo, diciendo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 En el año segundo del rey Darío, el día primero del sexto mes, fue dirigida la palabra de Yahveh por medio del profeta Ageo a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, en estos términos:

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Hageo 1:1
41 Referans Kwoze  

sin contar los impuestos aportados por los mercaderes, el tráfico comercial, y por todos los reyes árabes y los gobernadores del país.


Así que lo sepultaron y todo Israel hizo duelo por él, según la palabra que el Señor había anunciado por medio de su siervo, el profeta Ahías.


Él fue quien restableció las fronteras de Israel desde Lebó Jamat hasta el mar del Arabá, según la palabra que el Señor, Dios de Israel, había dado a conocer por medio de su siervo Jonás, hijo de Amitay, el profeta de Gat Jefer.


Los descendientes de Jeconías, el cautivo: Salatiel,


Los hijos de Pedaías: Zorobabel y Simí. Los hijos de Zorobabel: Mesulán y Jananías; Selomit fue hermana de ellos.


Ciro, el rey de Persia, los entregó a su tesorero Mitrídates, el cual los contó y se los pasó a Sesbasar, gobernador de Judá.


Los descendientes de los sacerdotes que se habían casado con mujeres extranjeras fueron los siguientes: De Jesúa, hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maseías, Eliezer, Jarib y Guedalías.


en compañía de Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Relaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvay, Rejún y Baná. Esta es la lista de los israelitas que regresaron:


A ellos el gobernador les prohibió comer de los alimentos sagrados hasta que un sacerdote decidiera su destino por medio del urim y el tumim.


Entonces Jesúa, hijo de Josadac, con sus parientes, que eran sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Salatiel, con sus parientes empezaron a construir el altar del Dios de Israel para ofrecer holocaustos, según lo estipulado en la Ley de Moisés, hombre de Dios.


Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, junto con el resto de sus parientes, que eran sacerdotes, y con los levitas y con todos los que habían regresado del cautiverio, comenzaron la reconstrucción del templo de Dios en el mes segundo del segundo año de haber llegado a Jerusalén. A los levitas mayores de veinte años les encomendaron la tarea de supervisar las obras del templo del Señor.


se presentaron ante Zorobabel y ante los jefes de familia y les dijeron: —Permítannos participar en la reconstrucción, pues nosotros, al igual que ustedes, hemos buscado a su Dios y le hemos ofrecido holocaustos desde el día en que Esarjadón, rey de Asiria, nos trajo acá.


De este modo, el trabajo de reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén quedó suspendido hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.


Los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Idó, profetizaron a los judíos que estaban en Judá y Jerusalén, en el nombre del Dios de Israel, que velaba por ellos.


En ese mismo tiempo, Tatenay, gobernador de la provincia al oeste del río Éufrates, y Setar Bosnay y sus compañeros se presentaron ante los judíos y les preguntaron: «¿Quién los autorizó a reconstruir ese templo y restaurar su estructura?».


Así los líderes de los judíos pudieron continuar y terminar la obra de reconstrucción, conforme a la palabra de los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Idó. Terminaron, pues, la obra de reconstrucción, como lo había ordenado el Dios de Israel y por decreto de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia.


Estos son los sacerdotes y los levitas que regresaron con Zorobabel, hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras,


Los descendientes de Jesúa eran Joaquim, Eliasib, Joyadá,


Desde el año veinte del reinado de Artajerjes, cuando fui designado gobernador de la tierra de Judá, hasta el año treinta y dos, es decir, durante doce años, ni mis hermanos ni yo utilizamos el impuesto que me correspondía como gobernador.


bajo el mando de Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamani, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvay, Nehúm y Baná. Esta es la lista de los israelitas que regresaron:


Al oír las palabras de la Ley, la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras y los levitas que enseñaban al pueblo dijeron: «No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado al Señor su Dios».


—Señor —insistió Moisés—, te ruego que envíes a alguna otra persona.


Zorobabel, hijo de Salatiel, el sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y todo el resto del pueblo obedecieron al Señor su Dios. Acataron las palabras del profeta Hageo, a quien el Señor su Dios había enviado. Y el pueblo sintió temor en la presencia del Señor.


Y el Señor inquietó el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac; también el espíritu del resto del pueblo. Así que vinieron y empezaron a trabajar en la casa de su Dios, el Señor de los Ejércitos.


Era el día veinticuatro del mes sexto del segundo año del rey Darío.


«Así dice el Señor de los Ejércitos: “Este pueblo afirma que todavía no ha llegado el tiempo para reconstruir el Templo del Señor”».


También vino esta palabra del Señor por medio del profeta Hageo:


El día veinticuatro del mes noveno del segundo año de Darío, vino palabra del Señor al profeta Hageo:


El día veinticuatro del mismo mes vino por segunda vez palabra del Señor a Hageo:


«Di a Zorobabel, gobernador de Judá: “Yo estoy por estremecer los cielos y la tierra.


Pues ahora, ¡ánimo, Zorobabel!”, afirma el Señor. “¡Sé fuerte, Josué, hijo de Josadac! ¡Tú eres el sumo sacerdote! ¡Sé fuerte, pueblo de esta tierra!”, afirma el Señor. “¡Manos a la obra, que yo estoy con ustedes!”, afirma el Señor de los Ejércitos.


En el mes octavo del segundo año del reinado de Darío, la palabra del Señor vino al profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó:


Entonces me mostró a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Señor y a Satanás, que estaba a su mano derecha para acusarlo.


Ustedes traen animales ciegos para el sacrificio y piensan que no tiene nada de malo; sacrifican animales lisiados o enfermos y piensan que no tiene nada de malo. ¿Por qué no tratan de ofrecérselos a su gobernante? ¿Creen que él estaría contento con ustedes? ¿Se ganarían su favor? —dice el Señor de los Ejércitos—.


Yojanán, Resa, Zorobabel, Salatiel, Neri,


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