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Habacuc 3:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 Dios viene desde Temán; el Santo, desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubre el cielo y su alabanza llena la tierra.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 »¡Veo a Dios cruzando el desierto de Edom; el Santo viene desde el monte Parán! Su brillante esplendor llena los cielos, y la tierra se llena de su alabanza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Viene Dios de Temán, el Santo, desde el monte Parán. Su majestad envuelve los cielos y su Gloria repleta la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Dios viene desde Temán, El Santo, de los montes de Parán. SelahSu esplendor eclipsa los cielos y la tierra se llena de sus alabanzas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Dios viene de Temán, el Santo del monte Parán. Selah Su majestad cubre los cielos, de su gloria se llena la tierra.

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Habacuc 3:3
32 Referans Kwoze  

habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.


Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Zefo, Gatán y Quenaz.


Partieron de Madián y llegaron a Parán, donde se les unieron unos hombres de ese lugar. De allí siguieron hacia Egipto y se presentaron ante el faraón, rey del país, quien regaló a Hadad una casa y se encargó de darle sustento y tierras.


El Señor domina sobre todas las naciones; su gloria está sobre los cielos.


Alaben el nombre del Señor, porque solo su nombre es exaltado; su esplendor está por encima de la tierra y de los cielos.


y muchos los que de mí aseguran: «Dios no lo salvará». Selah


Clamo al Señor a voz en cuello y desde su monte santo él me responde. Selah


Si se enojan, no pequen; cuando estén en sus camas examinen en silencio sus corazones. Selah


Tu alabanza, oh Dios, igual que tu nombre, llega a los confines de la tierra; tu derecha está llena de justicia.


Los carros de guerra de Dios se cuentan por millares; del Sinaí vino en ellos el Señor para entrar en su santuario.


Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. Higaión Selah


¡Infúndeles terror, Señor! ¡Que las naciones sepan que son simples mortales! Selah


Ante ese espectáculo de truenos y relámpagos, de sonidos de trompeta y de la montaña envuelta en humo, los israelitas temblaban de miedo y se mantenían a distancia.


¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, de los que se apoyan en caballos, de los que confían en la multitud de sus carros de guerra y en la gran fuerza de sus jinetes, pero no toman en cuenta al Santo de Israel ni buscan al Señor!


Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el Señor de los Ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria».


Hiciste maravillas asombrosas cuando descendiste; ante tu presencia temblaron las montañas.


Así dice el Señor de los Ejércitos acerca de Edom: «¿Ya no hay sabiduría en Temán? ¿Se acabó el consejo de los inteligentes? ¿Acaso se ha echado a perder su sabiduría?


Vi que la gloria del Dios de Israel venía del oriente, en medio de un ruido ensordecedor, semejante al de un río caudaloso. Y la tierra resplandecía con su gloria.


Por eso yo enviaré fuego sobre Temán que consumirá las fortalezas de Bosra».


«Ciudad de Temán, tus guerreros temblarán de miedo, de que todo hombre sea exterminado del monte de Esaú por la masacre.


Porque se llenará la tierra con el conocimiento de la gloria del Señor así como las aguas cubren los mares.


Entonces los israelitas avanzaron desde el desierto de Sinaí hasta el desierto de Parán, donde la nube se detuvo.


Les dijo: «Vino el Señor desde el Sinaí, vino sobre su pueblo, como aurora, desde Seír; resplandeció desde el monte Parán. Llegó con millares de santos desde el sur, desde las laderas de sus montañas.


y me dijeron: «El Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy hemos visto que un simple mortal puede seguir con vida, aunque Dios hable con él.


Samuel murió y fue enterrado en Ramá, donde había vivido. Todo Israel se reunió para hacer duelo por él. Después de eso David bajó al desierto de Parán.


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