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Génesis 32:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

24 quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Entonces Jacob se quedó solo en el campamento, y llegó un hombre y luchó con él hasta el amanecer.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 A todos los hizo pasar al otro lado del torrente, y también hizo pasar todo lo que traía con él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y Jacob° se quedó solo, y un varón estuvo luchando con él hasta rayar el alba.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Los tomó, pues, y les hizo pasar el torrente. Luego hizo pasar todo cuanto poseía.

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Génesis 32:24
23 Referans Kwoze  

Abraham alzó la vista y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la tienda a saludarlos. Postrándose en tierra,


Y Raquel dijo: «He tenido una lucha muy grande con mi hermana, pero he vencido». Por eso Raquel lo llamó Neftalí.


Una vez que lo habían cruzado, hizo pasar también todas sus posesiones,


Cuando este se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera y esta se le dislocó mientras luchaban.


Entonces le dijo: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido.


Jacob llamó a ese lugar Peniel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara y todavía sigo con vida».


el ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos jóvenes. Que por medio de ellos sea recordado mi nombre y el de mis padres, Abraham e Isaac. Que crezcan y se multipliquen sobre la tierra».


Moisés extendió su brazo sobre el mar y, al despuntar el alba, el agua volvió a su estado normal. Los egipcios, en su huida, se toparon con el mar. Así el Señor los hundió en el fondo del mar.


Antes de que el día despunte y se desvanezcan las sombras, regresa a mí, amado mío. Corre como un venado, como un cervatillo por colinas escarpadas.


Cada uno será como un refugio contra el viento, como un resguardo contra la tormenta; como arroyos de agua en tierra seca, como la sombra de un peñasco en el desierto.


Nadie se quedó conmigo cuando tuve esta gran visión. Las fuerzas me abandonaron, palideció mi rostro y casi me desvanecí.


—Esfuércense por entrar por la puerta estrecha —contestó—, porque les digo que muchos tratarán de entrar y no podrán.


Pero como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.


Les ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que se unan conmigo en esta lucha y que oren a Dios por mí.


El primer hombre era del polvo de la tierra; el segundo hombre, del cielo.


Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.


Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alertas y perseveren en oración por todos los creyentes.


Quiero que sepan qué gran lucha sostengo por el bien de ustedes y de los que están en Laodicea, y de tantos que no me conocen personalmente.


Les manda saludos Epafras, que es uno de ustedes. Este siervo de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por ustedes, para que con madurez se mantengan firmes cumpliendo en todo la voluntad de Dios.


En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte y fue escuchado por su temor reverente.


Josué, que acampaba cerca de Jericó, levantó la vista y vio a un hombre de pie frente a él, espada en mano. Josué se acercó y preguntó: —¿Es usted de los nuestros o del enemigo?


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