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Génesis 14:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 ¡Bendito sea el Dios Altísimo, que entregó en tus manos a tus enemigos!». Entonces Abram le dio el diezmo de todo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Y bendito sea Dios Altísimo, que derrotó a tus enemigos por ti». Luego Abram dio a Melquisedec una décima parte de todos los bienes que había recuperado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Y bendito sea el Dios Altísimo, porque entregó a tus enemigos en tus manos. Y Abram le dio la décima parte de todo lo que llevaba.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 y bendito sea el Dios Altísimo, quien entregó a tus adversarios en tu mano! Y le° entregó el diezmo de todo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Y bendito sea el Dios Altísimo, que puso a tus enemigos en tu mano'. Abrán le dio el diezmo de todo.

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Génesis 14:20
30 Referans Kwoze  

El rey de Sodoma dijo a Abram: —Dame las personas y quédate con los bienes.


dijo: «Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y a mí me ha guiado a la casa de sus parientes».


Y esta piedra conmemorativa que yo erigí será casa de Dios y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte».


Cuando llegue la cosecha, deberán entregarle al faraón la quinta parte de lo cosechado. Las otras cuatro partes serán para la siembra de los campos y para alimentarlos a ustedes, a sus hijos y a sus familiares.


José estableció esta ley en toda la tierra de Egipto, que hasta el día de hoy sigue vigente: la quinta parte de la cosecha pertenece al faraón. Solo las tierras de los sacerdotes no llegaron a ser del faraón.


Y agregó: «¡Bendito sea el Señor, Dios de Sem! ¡Que Canaán sea su esclavo!


Ajimaz llegó y saludó al rey postrándose rostro en tierra ante él y dijo: —¡Bendito sea el Señor su Dios, pues nos ha entregado a los que se habían rebelado en contra de mi señor el rey!


Y todos llevaron fielmente las ofrendas, los diezmos y los dones consagrados. El oficial encargado de administrar todo esto era el levita Conanías y su hermano Simí le ayudaba.


»Estuvimos de acuerdo en llevar a los depósitos del Templo de nuestro Dios las primicias de nuestra molienda, de nuestras ofrendas, del fruto de los árboles, del vino nuevo y de nuestro aceite, para los sacerdotes que ministran en el Templo de nuestro Dios. Acordamos también dar la décima parte de nuestras cosechas a los levitas, pues son ellos quienes recolectan todo esto en los pueblos donde trabajamos.


Todo Judá trajo a los almacenes la décima parte del trigo, del vino y del aceite.


Bendito sea el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, mis dedos para la batalla.


Porque no fue su espada la que conquistó la tierra ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.


Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador, que día tras día sobrelleva nuestras cargas. Selah


y exclamó: «¡Alabado sea el Señor, que los salvó a ustedes del poder de los egipcios! ¡Alabado sea el que salvó a los israelitas del poder opresor del faraón!


«Vayan a Betel y pequen; vayan a Guilgal y pequen mucho más. Ofrezcan sus sacrificios por la mañana, y al tercer día sus diezmos.


»Traigan íntegro el diezmo a la tesorería del Templo; así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor de los Ejércitos—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.


»¿Acaso roba el ser humano a Dios? ¡Ustedes me están robando! »Y todavía preguntan: “¿En qué te robamos?”. »En los diezmos y en las ofrendas.


»Durante la fiesta de las Semanas, presentarás al Señor una ofrenda de grano nuevo en el día de las primicias, y celebrarás también una asamblea sagrada en su honor. Ese día no harás ningún trabajo.


Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo”.


para ser ministro de Cristo Jesús a los no judíos. Yo tengo el deber sacerdotal de proclamar el evangelio de Dios, a fin de que los no judíos lleguen a ser una ofrenda aceptable a Dios, santificada por el Espíritu Santo.


Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.


No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo, de tu vino nuevo o de tu aceite, ni los primogénitos de tus vacas y de tus ovejas, ni lo que hayas prometido dar, ni tus ofrendas voluntarias ni tus contribuciones.


En la presencia del Señor tu Dios comerás la décima parte de tu trigo, tu vino nuevo y tu aceite, y de los primogénitos de tus vacas y ovejas; lo harás en el lugar que él escoja como residencia de su Nombre. Así aprenderás a temer siempre al Señor tu Dios.


Cada tres años reunirás los diezmos de todos tus productos de ese año y los almacenarás en tus ciudades.


A todos esos reyes y sus territorios Josué los conquistó en una sola expedición, porque el Señor, Dios de Israel, combatía por su pueblo.


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