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Gálatas 3:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

16 Ahora bien, las promesas se hicieron a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: «y a los descendientes», como refiriéndose a muchos, sino: «y a tu descendencia», dando a entender uno solo, que es Cristo.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Dios ha dado las promesas a Abraham y a su hijo. Y noten que la Escritura no dice «a sus hijos», como si significara muchos descendientes. Más bien, dice «a su hijo», y eso sin duda se refiere a Cristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 En el caso de Abrahán, las promesas eran para él y para su descendencia. La Escritura no dice para los descendientes, como si hubiera varios, sino que habla en singular: para tu descendencia, y ésta es Cristo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. No dice: Y a sus descendencias, como de muchas, sino como de una: Y a tu descendencia,° la cual es el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abrahán y a su posteridad. La Escritura no dice 'y a sus descendencias', como si fueran muchas; sino como si fuera una sola: Y a tu descendencia, es decir, a Cristo.

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Gálatas 3:16
28 Referans Kwoze  

Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!».


Allí el Señor se apareció a Abram y le dijo: «Yo daré esta tierra a tu descendencia». Entonces Abram edificó un altar al Señor, porque se le había aparecido.


Luego lo llevó afuera y le dijo: —Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia!


Pero Dios dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por tu esclava. Hazle caso a Sara, pues tu descendencia se establecerá por medio de Isaac.


El cetro no se apartará de Judá, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que llegue el verdadero rey, quien merece la obediencia de los pueblos.


Registro genealógico de Jesucristo, hijo de David y de Abraham:


a Abraham y sus descendientes para siempre, tal como había prometido a nuestros antepasados».


Ustedes, pues, son herederos de los profetas y del pacto que Dios estableció con sus antepasados al decirle a Abraham: “Todos los pueblos del mundo serán bendecidos por medio de tu descendencia”.


también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás.


En efecto, no fue mediante la Ley como Abraham y su descendencia recibieron la promesa de que él sería heredero del mundo, sino mediante la fe, la cual se le tomó en cuenta como justicia.


Por eso la promesa viene por la fe, a fin de que por la gracia quede garantizada para toda la descendencia de Abraham; esta promesa no es solo para los que son de la Ley, sino para los que son también de la fe de Abraham, quien es el padre que tenemos en común


el pueblo de Israel. De ellos son la adopción como hijos, la gloria divina, los pactos, la Ley, el privilegio de adorar a Dios y el de contar con sus promesas.


De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo.


Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es miembro de ese cuerpo.


¿Son ellos hebreos? Pues yo también. ¿Son israelitas? También yo lo soy. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también.


Entonces, ¿cuál era el propósito de la Ley? Fue añadida por causa de las transgresiones hasta que viniera la descendencia a la cual se hizo la promesa. La Ley se promulgó por medio de ángeles, por conducto de un mediador.


En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a las naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: «Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones».


Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia.


no se mantienen firmemente unidos a la Cabeza. Por la acción de esta, todo el cuerpo, sostenido y ajustado mediante las articulaciones y los ligamentos, va creciendo como Dios quiere.


En esta nueva naturaleza no hay judío ni no judío, circunciso ni incircunciso, extranjero, inculto, esclavo o libre, sino que Cristo es todo y está en todos.


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