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Ezequiel 9:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 Y mientras mataban, yo me quedé solo, caí rostro en tierra y grité: «¡Ay, Señor y Dios! ¿Descargarás tu furor sobre Jerusalén y destruirás a todo el resto de Israel?».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Mientras mataban a la gente, yo me quedé solo. Caí con el rostro en tierra y clamé: —¡Oh Señor Soberano! ¿Acaso tu furia contra Jerusalén destruirá a todos los que queden en Israel?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Mientras mataban de esa manera, me postré con el rostro en tierra, gritando y diciéndole. '¡Ay, Yavé, ¿vas a esparcir tu furor por Jerusalén y destruir lo que queda de Israel?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y aconteció, mientras ellos iban matando (yo quedé solo), que me postré sobre mi rostro, y clamé diciendo: ¡Ah, Adonay YHVH! ¿Destruirás a todo el remanente de Israel, derramando tu ardiente indignación sobre Jerusalem?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Mientras ellos seguían matando, yo me quedé solo. Caí entonces de bruces y gritando dije: '¡Ay, Señor Yahveh! ¿Vas a exterminar todo lo que queda de Israel, volcando tu furor sobre Jerusalén?'.

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Ezequiel 9:8
16 Referans Kwoze  

Entonces Abraham se acercó y le dijo: —¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado?


David alzó la vista y vio que el ángel del Señor estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano que apuntaba hacia Jerusalén. Entonces David y los jefes, vestidos de luto, se postraron sobre su rostro.


A la hora del sacrificio me recobré de mi abatimiento y, con la túnica y el manto rasgados, caí de rodillas, extendí mis manos hacia el Señor mi Dios,


Pero yo respondí: «¡Ah, mi Señor y Dios! Los profetas les dicen que no se enfrentarán con la espada ni pasarán hambre, sino que tú concederás una paz duradera en este lugar».


¿Has rechazado por completo a Judá? ¿Detestas a Sión? ¿Por qué nos has herido de tal modo que ya no tenemos remedio? Esperábamos tiempos de paz, pero nada bueno recibimos. Esperábamos tiempos de salud, pero solo nos llegó el terror.


Yo dije: «¡Ah, mi Señor y Dios, cómo has engañado a este pueblo y a Jerusalén! Dijiste: “Tendrán paz”, pero tienen la espada en el cuello».


Mientras yo profetizaba, Pelatías, hijo de Benaías, cayó muerto. Entonces caí rostro en tierra y clamé a gritos: «¡Ay, mi Señor y Dios! ¿Vas a exterminar al remanente de Israel?».


Entonces exclamé: «¡No, mi Señor y Dios! ¡Yo jamás me he contaminado con nada! Desde mi niñez y hasta el día de hoy, jamás he comido carne de ningún animal que se haya encontrado muerto o que haya sido despedazado por las fieras. ¡Por mi boca no ha entrado ningún tipo de carne impura!».


Ya estoy por descargar sobre ti mi furor; desahogaré mi enojo contra ti. Te juzgaré según tu conducta; te pediré cuentas por todas tus acciones detestables.


Entonces Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra ante toda la comunidad israelita.


Cuando Moisés escuchó lo que le decían, cayó rostro en tierra ante ellos,


—Apártate de esta gente, para que yo la consuma de una vez por todas. Ellos se postraron rostro en tierra


Nuevamente me postré delante del Señor cuarenta días y cuarenta noches, y no comí pan ni bebí agua. Lo hice por el gran pecado que ustedes habían cometido al hacer lo malo a los ojos del Señor, provocando así su ira.


Ante esto, Josué rompió sus ropas y se postró rostro en tierra ante el arca del Señor y permaneció allí hasta la tarde. Los jefes de Israel hicieron lo mismo y echaron ceniza sobre su cabeza.


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