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Ezequiel 9:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 Después oí que Dios clamaba con fuerte voz: «¡Acérquense, verdugos de la ciudad, cada uno con su arma destructora en la mano!».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces el Señor dijo con voz de trueno: «¡Traigan a los hombres designados para castigar la ciudad! ¡Díganles que vengan con sus armas!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Gritó con todas sus fuerzas en mis oídos: '¡Castigos de la ciudad, acérquense! ¡Que cada uno lleve en la mano su instrumento de muerte!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Después lo oí llamar con recia voz, diciendo: ¡Acérquense los verdugos de la ciudad empuñando cada uno su arma mortal!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Gritó entonces a mis oídos con grandes voces diciendo: 'Se acercan los castigos de la ciudad, cada uno con su instrumento de exterminio en la mano'.

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Ezequiel 9:1
11 Referans Kwoze  

Entonces pasaron para ofrecer sacrificios y holocaustos. Ahora bien, Jehú había apostado una guardia de ochenta soldados a la entrada con esta advertencia: «Ustedes me responden por estos hombres. El que deje escapar a uno solo de ellos, lo pagará con su vida».


Entonces Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Y al ver el Señor que el ángel la destruía, se lamentó y dijo al ángel destructor: «¡Basta! ¡Detén tu mano!». En ese momento, el ángel del Señor se hallaba en el lugar donde Arauna el jebuseo limpiaba el trigo.


Cuando el Señor pase por el país para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre en el dintel y en los postes de la puerta, y pasará de largo por esa casa. No permitirá el Señor que el exterminador entre en las casas de ustedes y los hiera.


Entonces oí la voz del Señor que decía: —¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: —Aquí estoy. ¡Envíame a mí!


¡Alcen la señal para ir a Sión! ¡Busquen refugio, no se detengan! Porque yo traigo del norte calamidad y gran destrucción».


Esta visión era semejante a la que tuve cuando él vino a destruir la ciudad de Jerusalén; también, a la que tuve junto al río Quebar. Y caí rostro en tierra,


Gritaba a gran voz: «Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales».


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