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Ezequiel 8:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

6 También me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves las grandes abominaciones que cometen los israelitas en este lugar y que me hacen alejarme de mi santuario? Pues verán aún abominaciones peores».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿no ves lo que estos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 «Hijo de hombre —me dijo—, ¿ves lo que hacen? ¿Ves los pecados detestables que cometen los israelitas para sacarme de mi templo? ¡Pero ven y verás pecados aún más detestables que estos!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Me dijo: '¿Hijo de hombre, has visto todos los horrores que comete aquí la casa de Israel para echarme de mi Santuario? Pero todavía verás algo peor aún.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿has visto lo que ellos hacen? Grandes son las abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi Santuario. Pero aún verás abominaciones mayores.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Me dijo: 'Hijo de hombre. ¡Ya ves lo que hacen éstos, las grandes abominaciones que comete aquí la casa de Israel para alejarme de mi santuario! Pero todavía verás otras abominaciones mayores'.

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Ezequiel 8:6
32 Referans Kwoze  

y les dijo: «¡Levitas, escúchenme! Conságrense ustedes y consagren también el Templo del Señor, Dios de sus antepasados, y saquen las cosas profanas que hay en el santuario.


Abandonó el santuario de Siló, la tienda donde habitaba entre los humanos,


Ahora estoy al borde de la ruina en medio de toda la comunidad».


El Señor me lo hizo saber y lo comprendí. Me mostró las maldades que habían cometido.


«Impíos son los profetas y los sacerdotes; aun en mi propia casa encuentro su maldad», afirma el Señor.


entonces haré con esta casa lo mismo que hice con Siló: Haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra’ ”».


Durante el reinado del rey Josías el Señor me dijo: «¿Has visto lo que ha hecho Israel, la infiel? Se fue a todo monte alto y allí, bajo cada árbol frondoso, se prostituyó.


Colocaban sus ídolos abominables en la casa que lleva mi Nombre y así la profanaban.


¿Acaso no ves lo que hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?


»”La gente de Judá ha hecho el mal que yo detesto —afirma el Señor. Han profanado la casa que lleva mi Nombre al colocar allí sus ídolos abominables.


La gloria del Señor se elevó por encima del umbral del Templo y se detuvo sobre los querubines.


Y mientras yo miraba, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo y, junto con las ruedas, salieron y se detuvieron en la puerta oriental del Templo del Señor. La gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos.


Los querubines desplegaron sus alas. Las ruedas estaban junto a ellos y la gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos.


La gloria del Señor se elevó de en medio de la ciudad y se detuvo sobre la montaña que está al oriente de Jerusalén.


»Por tanto, adviértele al pueblo de Israel que así dice el Señor y Dios: “¡Arrepiéntanse! Apártense de una vez y por todas de su idolatría y de todas sus abominaciones”.


Oprime al pobre y al indigente; roba y no devuelve la prenda al deudor. Eleva plegarias a los ídolos e incurre en actos abominables;


Los israelitas profanaron mi santo nombre con sus abominaciones, pues colocaron su umbral y sus postes junto a los míos, con tan solo un muro entre ellos y yo. Por eso, en mi ira los exterminé.


Entonces me preguntó: «¿Lo has visto, hijo de hombre?». Enseguida me hizo volver a la orilla del río


»Por tanto, tan cierto como que yo vivo, declara el Señor y Dios: como ustedes han profanado mi santuario con sus ídolos repugnantes y con prácticas detestables, yo mismo los destruiré sin piedad ni compasión.


Y añadió: «Ya los verás cometer mayores abominaciones».


Luego me llevó a la entrada del Templo del Señor, a la puerta que da hacia el norte. Allí estaban unas mujeres sentadas que lloraban por el dios Tamuz.


Después me llevó a la entrada del atrio. En el muro había una abertura.


Entonces me dijo: «Entra y observa las abominaciones detestables que allí se cometen».


Con sus ovejas y sus vacas irán en busca del Señor, pero no lo encontrarán porque él se ha apartado de ellos.


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