Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Ezequiel 37:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 La mano del Señor vino sobre mí; su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

1 El Señor puso su mano sobre mí y fui llevado por el Espíritu del Señor hasta un valle que estaba lleno de huesos.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

1 La mano de Yavé se posó sobre mí. Yavé me hizo salir por medio de su espíritu. Me depositó en medio de un valle, que estaba lleno de huesos humanos.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

1 La mano de YHVH vino sobre mí, y me llevó YHVH en espíritu° y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 La mano de Yahveh se posó sobre mí. Yahveh me sacó fuera en espíritu y me dejó en medio de una llanura que estaba llena de huesos.

Gade chapit la Kopi




Ezequiel 37:1
19 Referans Kwoze  

¡Qué sé yo a dónde lo va a llevar el Espíritu del Señor cuando nos separemos! Si voy y le digo a Acab que usted está aquí, y luego él no lo encuentra, ¡me matará! Tenga usted en cuenta que yo, su servidor, he sido temeroso del Señor desde mi juventud.


—Mira —le dijeron—, aquí se encuentran entre nosotros tus servidores, cincuenta hombres muy capaces que pueden ir a buscar a tu maestro. Quizás el Espíritu del Señor lo tomó y lo arrojó en algún monte o en algún valle. —No —respondió Eliseo—, no los manden.


Pero tus muertos vivirán; sus cadáveres volverán a la vida. ¡Despierten y griten de alegría, moradores del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de la mañana y la tierra devolverá sus muertos.


«Párate a la entrada del Templo del Señor y desde allí proclama este mensaje: ¡Escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, habitantes de Judá que entran por estas puertas para adorar al Señor!


Por eso llegarán días —afirma el Señor—, cuando ya no lo llamarán más Tofet ni valle de Ben Hinón, sino valle de la Matanza y, a falta de otro lugar, en Tofet enterrarán a sus muertos.


Quedarán expuestos al sol, a la luna y a todas las estrellas del cielo, a los que ellos amaron, sirvieron, consultaron y adoraron. No los recogerán ni los enterrarán; ¡como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra!


En este tiempo, mientras el sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, estaba a orillas del río Quebar, en la tierra de los babilonios, el Señor le dirigió la palabra y su mano estaba sobre él.


En una visión, el Espíritu me levantó y me trasladó hasta donde estaban los exiliados en Babilonia; y la visión terminó.


El Espíritu me levantó y se apoderó de mí. Y me fui amargado y enardecido en mi espíritu, mientras la mano del Señor me sujetaba con fuerza.


Luego el Señor puso su mano sobre mí y me dijo: «Levántate y dirígete al campo que allí voy a hablarte».


La noche anterior, antes de que el fugitivo llegara hasta mí por la mañana, la mano del Señor vino sobre mí y abrió mi boca. Así fue abierta mi boca y dejé de estar en silencio.


Me hizo pasearme entre ellos, de un lado para otro. Pude ver que los huesos que cubrían el valle estaban muy secos y eran muchos.


En el año veinticinco de nuestro exilio, al comienzo del año, el día diez del mes, catorce años después de la caída de la ciudad; ese mismo día la mano del Señor vino sobre mí y me llevó allá.


Entonces el Espíritu me levantó, me introdujo en el atrio interior y vi que la gloria del Señor había llenado el Templo.


En el día quinto del mes sexto del año sexto, yo estaba sentado en mi casa, junto con los ancianos de Judá. De pronto, el Señor puso su mano sobre mí.


Aquella figura extendió lo que parecía ser una mano y me tomó del cabello. El Espíritu me sostuvo entre la tierra y el cielo y, en visiones de Dios, me llevó a la parte norte de Jerusalén, hasta la entrada de la puerta interior, que es donde está el ídolo que provoca los celos de Dios.


Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto.


Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino.


En el día del Señor vino sobre mí el Espíritu y oí detrás de mí una voz fuerte, como de trompeta,


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite