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Ezequiel 3:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

18 Cuando yo diga al malvado: “¡Vas a morir!”, y tú al malvado no le hayas advertido sobre su mala conducta —para que siga viviendo—, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Si les aviso a los perversos: “Ustedes están bajo pena de muerte”, pero tú no les das la advertencia, ellos morirán en sus pecados; y yo te haré responsable de su muerte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Si le digo al malvado: ¡Vas a morir! y si tú no se lo adviertes, si no hablas de tal manera que ese malvado deje su mala conducta y así salve su vida, ese malvado morirá debido a su falta, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Cuando Yo diga al impío: De cierto morirás; y tú no se lo anticipes ni lo amonestes, para que el impío se aperciba de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero Yo demandaré su sangre de tu mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Cuando yo diga al malvado: 'De seguro morirás', si no le avisas ni hablas, avisando al malvado de su mala conducta, para que viva, él, como malvado, morirá por su culpa, pero reclamaré su sangre de tu mano.

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Ezequiel 3:18
31 Referans Kwoze  

pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, sin duda morirás».


Entonces habló Rubén: —Yo les advertí que no le hicieran daño al muchacho, pero no me hicieron caso. ¡Ahora tenemos que pagar el precio de su sangre!


¡Y con mayor razón castigaré a los malvados que han dado muerte a un inocente mientras este dormía en su propia cama! ¿Acaso no voy a vengar su muerte exterminándolos a ustedes de la tierra?


Pues bien, así dice el Señor: “Ya no te levantarás de tu lecho de enfermo, sino que morirás, sin duda alguna”». Y Elías se fue.


El malvado cae por su propia maldad; el justo, aun en su muerte, halla refugio en Dios.


¡Ay del malvado, pues le irá mal! ¡Según la obra de sus manos se le pagará!


presta dinero con usura y exige intereses. ¿Tal hijo merece vivir? ¡Claro que no! Por haber cometido todas esas abominaciones, será condenado a muerte y, de su muerte, solo él será responsable.


La persona que peque morirá. Ningún hijo cargará con la culpa de su padre ni el padre con la del hijo. Al justo se le pagará con justicia y al malvado se le pagará con maldad.


La persona que peque morirá. Sepan que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo.


»Por otra parte, si una persona justa se desvía de su buena conducta y hace lo malo, y yo la hago tropezar y tú no se lo adviertes, morirá por su pecado. Las cosas justas que hizo no se tomarán en cuenta y yo te haré responsable de su muerte.


»Tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: “Al justo no lo salvará su justicia el día en que desobedezca; y la maldad del impío no le será motivo de tropiezo si se convierte. Si el justo desobedece, no se podrá salvar por su justicia anterior.


Ahora bien, si el centinela ve venir la espada y no toca la trompeta para prevenir al pueblo, y viene la espada y mata a alguien, esa persona perecerá por su maldad, pero al centinela yo le pediré cuentas de esa muerte”.


Así dice el Señor y Dios: Yo estoy en contra de los pastores. Les pediré cuentas de mi rebaño; les quitaré la responsabilidad de apacentar a mis ovejas y no se apacentarán más a sí mismos. Rescataré mis ovejas de su boca, para que no les sirvan de alimento.


porque el Señor había dicho que todos morirían en el desierto. Con la excepción de Caleb, hijo de Jefone, y de Josué, hijo de Nun, ninguno de ellos quedó con vida.


¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán a menos que se arrepientan.


¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán a menos que se arrepientan».


De nuevo Jesús les dijo: —Yo me voy y ustedes me buscarán, pero en su pecado morirán. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.


Por eso les he dicho que morirán en sus pecados, pues, si no creen que yo soy el que afirmo ser, en sus pecados morirán.


Y con muchas otras palabras les exhortaba insistentemente: —¡Sálvense de esta generación perversa!


Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios,


Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.


No te apresures a imponerle las manos a nadie, no sea que te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro.


Así que hazles caso, pero adviérteles claramente cómo el rey los tratará».


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