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Ezequiel 22:27 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

27 Los oficiales de la ciudad son como lobos que desgarran a su presa; siempre están listos a derramar sangre y a destruir vidas, con tal de lograr ganancias injustas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Tus líderes son como lobos que despedazan a sus víctimas. ¡En realidad destruyen vidas a cambio de dinero!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Tus jefes se comportan en el país como lobos que desgarran una presa, que derraman sangre y condenan a muerte a la gente para sacar algún provecho.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa, derramando sangre y destruyendo almas, a fin de obtener ganancias deshonestas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Sus jefes, dentro de ella, son como lobos que desgarran la presa, derramando sangre y matando a las personas para hacer su negocio.

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Ezequiel 22:27
31 Referans Kwoze  

También los líderes de los sacerdotes y el pueblo aumentaron su maldad, pues siguieron las prácticas detestables de los países vecinos y contaminaron el Templo que el Señor había consagrado para sí en Jerusalén.


El malvado acepta soborno en secreto, con lo que tuerce el curso de la justicia.


Tus gobernantes son rebeldes, cómplices de ladrones; todos aman el soborno y van detrás de las recompensas. No abogan por el huérfano ni se ocupan de la causa de la viuda.


A los líderes de Judá y de Jerusalén, a los oficiales de la corte, a los sacerdotes y a todos los que pasaron entre los pedazos del becerro,


Pero no habían llegado al centro de la ciudad cuando Ismael, hijo de Netanías, y sus secuaces los mataron y los arrojaron en una cisterna.


Por eso los herirá el león de la selva y los despedazará el lobo del desierto; frente a sus ciudades está el leopardo al acecho y todo el que salga de ellas será despedazado, pues son muchas sus rebeliones y numerosas sus infidelidades.


Pero sucedió por los pecados de sus profetas, por las iniquidades de sus sacerdotes, ¡por derramar sangre inocente en las calles de la ciudad!


Ustedes me han profanado delante de mi pueblo por un puñado de cebada y unas migajas de pan. Por las mentiras que dicen, y que mi pueblo cree, se mata a los que no deberían morir y se deja con vida a los que no merecen vivir.


»”Pero yo voy a golpear mis manos en contra de las ganancias injustas que has acumulado, y en contra de la sangre que se ha derramado en tus calles.


Hay una conspiración de sus príncipes en la que, como leones rugientes que despedazan su presa, devoran a la gente, se apoderan de las riquezas, de los objetos de valor y aumentan el número de viudas.


Adviértele que así dice el Señor y Dios: “¡Ha llegado tu hora! ¡Ciudad que derramas sangre en tus calles y te contaminas fabricando ídolos! ¡Cómo provocas tu ruina!


»”Mira, ahí tienes a los príncipes de Israel, que en tus calles abusan del poder solo para derramar sangre.


Acuden a ti en masa, y se sientan delante de ti y escuchan tus palabras, pero luego no las practican. Me halagan de labios para afuera, pero sus corazones solo buscan las ganancias injustas.


Ustedes se beben la leche, se visten con la lana y matan las ovejas más gordas, pero no cuidan del rebaño.


Haré que mi pueblo Israel transite por el territorio de ustedes. Él te poseerá y tú serás parte de su herencia; nunca más los privarás de sus hijos.


Esta tierra será su posesión en Israel; así mis príncipes no volverán a oprimir a mi pueblo, sino que dejarán que las tribus de Israel ocupen la tierra.


»”Así dice el Señor y Dios: ¡Basta ya, príncipes de Israel! ¡Abandonen la violencia y la explotación! ¡Practiquen el derecho y la justicia! ¡Dejen de extorsionar a mi pueblo!, afirma el Señor y Dios.


El príncipe no se apoderará de la herencia del pueblo ni lo privará de lo que le pertenece. A sus hijos dará solamente lo que sea parte de su propiedad personal. Así en mi pueblo nadie quedará despojado de su propiedad”».


Enemiga mía, no te alegres de mi mal. Aunque haya caído me levantaré. Aunque vivo en tinieblas el Señor es mi luz.


»¡Ay del que llena su casa de ganancias injustas en un intento por salvar su nido y escapar de las garras del infortunio!


Los oficiales que están en ella son leones rugientes, sus jueces son lobos nocturnos que no dejan nada para la mañana.


«Escrito está —dijo—: “Mi casa será llamada casa de oración”, pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones”».


»Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces.


Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño.


Los judíos corroboraron la acusación al afirmar que todo esto era cierto.


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