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Ezequiel 2:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 Esa voz me dijo: «Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 «Levántate, hijo de hombre —dijo la voz—, quiero hablarte».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Me dijo: 'Hijo de hombre, ponte de pie, te voy a hablar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Me dijo: 'Hijo de hombre, ponte de pie, que voy a hablarte'.

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Ezequiel 2:1
32 Referans Kwoze  

me pregunto: «¿Qué es el hombre para que en él pienses? ¿Qué es el hijo del hombre para que lo tomes en cuenta?».


El resplandor era semejante al del arcoíris cuando aparece en las nubes en un día de lluvia. Tal era el aspecto de la gloria del Señor. Ante esa visión, caí rostro en tierra y oí que la voz de alguien que hablaba.


»Por tanto, hijo de hombre, prepara tu equipaje para el exilio y a plena luz del día, a la vista de todos, saldrás como quien va exiliado a otro lugar. Tal vez así entiendan, aunque son un pueblo rebelde.


«Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que hacen vaticinios según su propia imaginación y diles que escuchen la palabra del Señor.


«Hijo de hombre, si un país peca contra mí y persiste en su infidelidad, yo levantaré mi mano contra él; haré escasear los alimentos y lo sumiré en el hambre; arrasaré a sus habitantes y a sus animales.


«Hijo de hombre, estas personas han hecho de su corazón un altar de ídolos y han puesto piedras de tropiezo que los hacen pecar. ¿Cómo voy a permitir que me consulten?


«Hijo de hombre, ¿en qué supera la madera de la vid a la madera de los árboles del bosque?


«Hijo de hombre, confronta a Jerusalén con sus abominaciones.


«Hijo de hombre, preséntale al pueblo de Israel este enigma y nárrale esta parábola.


Me dijo: «Hijo de hombre, te voy a enviar a los israelitas. Es una nación rebelde que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han sublevado contra mí hasta el día de hoy.


Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo rebelde.


Tú, hijo de hombre, atiende bien a lo que te voy a decir y no seas rebelde como ellos. Abre tu boca y come lo que te voy a dar».


«Hijo de hombre, habla con los ancianos de Israel y adviérteles que yo, el Señor y Dios, digo: “¿Así que ustedes vienen a consultarme? ¡Tan cierto como que yo vivo, no dejaré que me consulten! Lo afirmo yo, el Señor y Dios”.


Y me dijo: «Hijo de hombre, cómete este rollo escrito y luego ve a hablarle al pueblo de Israel».


Luego me dijo: «Hijo de hombre, escucha bien todo lo que voy a decirte y atesóralo en tu corazón.


«Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte.


Otra vez me dijo: «Hijo de hombre, ve al pueblo de Israel y proclámale mis palabras.


Entonces me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?». Y yo contesté: «Señor y Dios, tú lo sabes».


»Hijo de hombre, toma ahora un ladrillo, ponlo delante de ti y dibuja en él la ciudad de Jerusalén.


Aquel hombre me dijo: «Hijo de hombre, abre los ojos, escucha bien y presta atención a todo lo que estoy por mostrarte, pues para eso se te ha traído aquí. Anda luego y comunícale al pueblo de Israel todo lo que veas».


Luego él me dijo: «Hijo de hombre, así dice el Señor y Dios: El día que se construya el altar para ofrecer los holocaustos y para derramar la sangre, se deberán seguir estos estatutos:


»Tú, hijo de hombre, toma ahora una espada afilada, y úsala como navaja de afeitar para raparte la cabeza y afeitarte la barba. Toma luego una balanza y divide tu cabello cortado.


«Hijo de hombre, así dice el Señor y Dios al pueblo de Israel: »¡Te llegó la hora! Ha llegado el fin sobre los cuatro extremos de la tierra.


y me dijo: “Levántate, Daniel, pues he sido enviado a verte. Tú eres muy apreciado, así que presta atención a lo que voy a decirte”. »En cuanto aquel hombre me habló, me puse de pie temblando.


Dijo: “No temas, eres muy apreciado. ¡La paz sea contigo! ¡Sé fuerte, sé fuerte!”. »Mientras él me hablaba, yo fui fortaleciéndome y dije: “¡Habla, mi señor!, porque me has fortalecido”.


»Cuando él se acercó al lugar donde estaba, me aterroricé y caí rostro en tierra. Me dijo: “Hijo de hombre entiende que la visión se refiere al tiempo del fin”.


Pero Jesús se acercó a ellos y los tocó. —Levántense —dijo—. No tengan miedo.


Nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre.


»Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.


Ahora, ponte en pie. Me he aparecido a ti con el fin de designarte siervo y testigo de lo que has visto de mí y de lo que te voy a revelar.


Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.


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