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Ezequiel 16:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 »”Tomaste también a los hijos y a las hijas que tuviste conmigo y los entregaste como alimento a esas imágenes. ¡No te bastaron tus prostituciones!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 »”Luego tomaste a tus hijos e hijas —los que diste a luz para mí— y los sacrificaste a tus dioses. ¿No era suficiente con haberte prostituido?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Más aún, tomaste a tus hijos y a tus hijas que tú me habías dado, y se los ofreciste para que los devoraran: ¿y no te bastaba eso que te corrompías?

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que me habías dado a luz, y los sacrificaste ante ellas para que fueran consumidos. ¿Acaso tus fornicaciones eran poca cosa,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Tomaste incluso a tus hijos y a tus hijas, los que habías engendrado para mí, y se los sacrificaste para que los devoraran. ¿No eran bastantes tus prostituciones,

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Ezequiel 16:20
23 Referans Kwoze  

Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto eterno, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios y el Dios de tus descendientes.


Al contrario, siguió el mal ejemplo de los reyes de Israel, y hasta sacrificó en el fuego a su hijo, según las repugnantes ceremonias de las naciones que el Señor había expulsado al paso de los israelitas.


Sacrificó en el fuego a sus hijos en el valle de Ben Hinón, practicó la adivinación, la agorería y la hechicería; además consultó a médiums y a espiritistas. Hizo continuamente lo que ofende al Señor, provocando así su ira.


dedicarán al Señor el primogénito de todo vientre, y todo primer macho de su ganado, pues estos pertenecen al Señor.


«Conságrame el primogénito de todo vientre. Míos son todos los primogénitos israelitas y todos los primeros machos de sus animales».


Entre los robles y debajo de todo árbol frondoso, dan rienda suelta a su lujuria; junto a los arroyos y en las grietas de las rocas, sacrifican a niños pequeños.


Han construido altares paganos en honor de Baal, para quemar a sus hijos en el fuego como holocaustos a Baal, cosa que yo jamás ordené ni mencioné ni jamás me pasó por la mente.


Desde nuestra juventud, la vergonzosa idolatría se ha engullido el esfuerzo de nuestros antepasados: sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas.


También construían altares a Baal en el valle de Ben Hinón para sacrificar a sus hijos e hijas a Moloc, cosa detestable que yo no había ordenado y que ni siquiera se me había ocurrido. De este modo hacían pecar a Judá.


Además, construyeron los altares paganos de Tofet, en el valle de Ben Hinón, para quemar a sus hijos y a sus hijas en el fuego, cosa que jamás ordené ni me pasó siquiera por la mente.


Y si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, solo ellos se salvarían por su justicia. Lo afirmo yo, el Señor y Dios.


Sacrificaste a mis hijos y los pasaste por fuego como ofrenda en honor de esos ídolos.


Así dice el Señor y Dios: Has expuesto tu lujuria y exhibido tu desnudez al fornicar con tus amantes y con tus detestables ídolos; a estos has ofrecido la sangre de tus hijos.


Los contaminé con sus propias ofrendas, dejándolos ofrecer en sacrificio a sus primogénitos, para horrorizarlos y hacerles reconocer que yo soy el Señor”.


Hasta el día de hoy, ustedes se contaminan al hacer sus ofrendas y al sacrificar a sus hijos, pasándolos por fuego en honor a los ídolos. ¿Y ahora ustedes, israelitas, vienen a consultarme? Tan cierto como que yo vivo, no dejaré que me consulten. Yo, el Señor y Dios, lo afirmo.


Ellas han cometido adulterio y tienen las manos manchadas de sangre. Han cometido adulterio con sus ídolos y hasta han sacrificado a los hijos que me dieron, los han ofrecido como alimento a esos ídolos.


El mismo día que sacrificaron a sus hijos para adorar a sus ídolos, entraron a mi santuario y lo profanaron. ¡Y lo hicieron en mi propia casa!


La mayor se llamaba Aholá y la menor, Aholibá. Me uní a ellas y me dieron hijos e hijas. Aholá representa a Samaria y su hermana Aholibá a Jerusalén.


Me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves esto? ¿Tan poca cosa le parece a Judá cometer tales abominaciones aquí que también ha llenado la tierra de violencia y no deja de provocarme? ¡Mira cómo me enardecen, pasándose por la nariz sus pestilentes ramos!


¿Se complacerá el Señor con miles de carneros o con diez mil arroyos de aceite? ¿Ofreceré a mi primogénito por mi delito, al fruto de mis entrañas por mi pecado?


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