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Ezequiel 14:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

11 para que el pueblo de Israel ya no se aparte de mí ni vuelva a mancharse con sus pecados. Entonces ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, afirma el Señor y Dios».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más en todas sus rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice Jehová el Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 De este modo, los israelitas aprenderán a no alejarse de mí y por tanto a no contaminarse con el pecado. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!’”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Así la casa de Israel no se apartará más de mí. Dejarán de ensuciarse con sus faltas, serán mi pueblo y yo seré su Dios, palabra de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 para que la casa de Israel no se aparte más de mí, ni se contaminen más con sus transgresiones, y me sean por pueblo, y Yo les sea por Dios, dice Adonay YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 para que la casa de Israel no se extravíe más de mí ni se contaminen más con todos sus pecados; así serán mi pueblo y yo seré su Dios -oráculo del Señor Yahveh.'

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Ezequiel 14:11
27 Referans Kwoze  

Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto eterno, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios y el Dios de tus descendientes.


Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra.


Los guías de este pueblo lo han extraviado; los que se dejan guiar son confundidos.


que yo mismo ordené a los antepasados de ustedes el día que los hice salir de Egipto, de ese horno donde se funde el hierro”. Les dije: “Obedézcanme y cumplan con todos mis mandamientos; entonces ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.


Por tanto, así dice el Señor de los Ejércitos contra los profetas: «Haré que coman alimentos amargos y que beban agua envenenada, porque los profetas de Jerusalén han esparcido la impiedad por toda la tierra».


Les daré un corazón para que me conozcan, pues yo soy el Señor. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón.


«Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel», afirma el Señor. «Pondré mi Ley en su mente y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.


»Mi pueblo ha sido como un rebaño perdido; sus pastores lo han descarriado, lo han hecho vagar por las montañas. Ha ido de colina en colina y se ha olvidado de su redil.


Tanto el profeta como quien lo haya consultado cargarán con la misma culpa,


La palabra del Señor vino a mí y me dijo:


Ya no se contaminarán más con sus ídolos, ni con sus iniquidades ni actos abominables. Yo los libraré y los purificaré de todas sus infidelidades. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.


Habitaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Desde ese día en adelante, los israelitas sabrán que yo soy el Señor su Dios.


»”Tendrán que pagar por su iniquidad los levitas que se alejaron de mí cuando Israel se descarriaba para ir tras sus ídolos.


»”En cambio, se acercarán para ministrar delante de mí los sacerdotes levitas descendientes de Sadoc, que estuvieron al servicio de mi santuario cuando los israelitas se descarriaban de mí; y se presentarán ante mí para ofrecerme la grasa y la sangre. Yo, el Señor y Dios, lo afirmo.


Esta sección estará destinada a los sacerdotes consagrados, descendientes de Sadoc, que cuando se descarrió el pueblo de Israel se encargaron de mi servicio y no se descarriaron, como los levitas.


Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”. Ellos dirán: “El Señor es nuestro Dios”.


Entonces todos en Israel oirán esto, temblarán de miedo y nadie intentará otra vez cometer semejante maldad.


Y cuando todos los demás oigan esto, tendrán temor y nunca más se hará semejante maldad en el país.


Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios y les preparó una ciudad.


«Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel», afirma el Señor. «Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Han abandonado el camino recto y se han extraviado para seguir la senda de Balán, hijo de Bosor, a quien le encantaba el salario de la injusticia.


El que salga vencedor heredará todo esto y yo seré su Dios y él será mi hijo.


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